México es el país con más amenazas de fraude en América Latina.
En México los fraudes son uno de los principales retos para cualquier jugador del entorno
digital, ya sea que se trate de un e-commerce, procesador de pagos, Wallets u alguna
fintech.
Debido a la pandemia, un gran número de empresas emprendieron un giro hacia el ámbito
digital dada la aceleración de las transacciones electrónicas, la demanda de servicios
financieros digitales y el crecimiento del comercio electrónico, pero a la par de esto, el
número de amenazas de fraude también se incrementó.
Para dimensionar la magnitud de riesgo, mientras en México el comercio electrónico se
triplicó en 2020, los fraudes crecieron alrededor de cuatro veces, de acuerdo con datos
Bayonet, herramienta de prevención de fraudes y optimización de tasa de aprobación de
pagos.
Para las empresas detectar por sí mismas las transacciones fraudulentas no es una labor sencilla, ya que cada vez las amenazas son más sofisticadas y, por ende, representan un
riesgo mayor. Estimaciones de Bayonet señalan que México es el país con más amenazas
de fraude en América Latina. Además, en la región los patrones cambian en promedio entre
una y tres semanas, lo que implica que detectar estas transacciones sea un desafío aún
mayor.
“Cada empresa cuenta con un análisis propio para identificar los posibles fraudes; sin
embargo, al incrementarse estas amenazas, la aprobación de pagos se volvió más rígida, lo
que ha limitado un porcentaje importante de transacciones reales”, afirma José Andrés
Chávez, CEO y cofundador de Bayonet.
“En el país, en promedio el 60% de las solicitudes de pago son aprobadas, pero eso no
implica que el otro 40% se trate de fraudes. De hecho, sólo entre un 5% y un 10% son
posibles fraudes, el resto son clientes legítimos que no pudieron realizar su transacción.
Esto no sólo afecta al comercio, pues está perdiendo clientes, también impacta en la
experiencia del consumidor final”, agrega.
La unión hace la fuerza
A pesar de que actualmente existen herramientas de prevención de fraude altamente
eficientes, consultoras como Deloitte han enfatizado que para lograr un crecimiento
sostenido del mercado digital, es necesario que las empresas implementen estrategias
conjuntas que permitan el intercambio de información clave para prevenir y detectar a los
defraudadores.
Al respecto, Bayonet diseñó un sistema de prevención de fraude que se basa justamente en
la inteligencia colectiva. Se trata de un Buró Digital, en el cual empresas que venden
productos o servicios en línea cruzan información entre sí para entende mejor a sus buenos
consumidores y diferenciar defraudadores en milisegundos. Con esto han logrado disminuir
las amenazas de fraude en un 85% en promedio. La plataforma señala que entre un 25 y
hasta un 40% de los ataques provienen de defraudadores recurrentes; es decir, que
anteriormente fueron identificados por otra empresa dentro de la red de Bayonet.
La creación de un Buró Digital que contenga información a nivel nacional e integre
constantemente datos actualizados de diversos sectores, podría contribuir a que las
empresas optimicen sus niveles de detección de fraude, sin perder clientes, y a que la
economía digital del país alcance nuevos márgenes.
El efecto red de Bayonet retoma datos como la dirección IP, el correo del usuario o los
teléfonos desde donde se realiza una transacción. Toda la información está totalmente
encriptada y el cruce sólo se hace a través de la representación enmascarada del dato
(hash), lo que garantiza una estricta seguridad y el apego a certificaciones como PCI Nivel 1
dictado por la Payments Card Industry.
De este modo, las empresas que comparten esta información tienen más confianza al
momento de aceptar o declinar un pago, pues la decisión se basa en una mayor cantidad de
datos que da una visión más amplia de la que la compañía podría tener por sí sola.
¿Por qué crear alianzas?
En un mundo en donde los datos son cada vez más relevantes, tecnologías como el
Machine Learning y la Inteligencia Artificial se están posicionando como aliados estratégicos
para la prevención de fraudes digitales, pues mejoran la toma de decisiones de las
empresas, lo que genera un valor agregado para sus procesos.
“Es fundamental que la detección de fraude se apoye en estas tecnologías, así como en la
colaboración de las industrias, pues sólo a través de estas alianzas se garantiza la solidez y
continuidad de cada sector para hacer frente a las disrupciones provenientes de los
defraudadores. Los beneficios van más allá: si las empresas reducen sus márgenes de
fraude y optimizan su tasa de aprobación de pagos tendrán la capacidad de ofrecer un
mejor servicio, precios más competitivos y una mejor experiencia de compra para sus
clientes”, finaliza Chávez.