América Latina ¿aún en búsqueda de los trabajadores calificados que necesita?
Omar Alejandro Aquino Bolaños, Sales Director para Latinoamérica de MiR.
América Latina enfrenta una aguda escasez de habilidades. Diferentes estudios destacan que 50% de las industrias latinoamericanas formales no pueden encontrar candidatos con las habilidades que necesitan, en comparación con el 36% de las empresas en los países de la OCDE. Este es un tema particularmente apremiante en Perú, Brasil y México.
Un hecho menos conocido es que los sectores con mayor brecha de habilidades en América Latina son los que son más beneficiosos para el desarrollo y la modernización industrial, como el de vehículos de motor y maquinaria avanzada.
Al mismo tiempo que América Latina tiene la mayor escasez de habilidades en el mundo en la economía formal, dos de cada cinco jóvenes no estudian ni trabajan, y el 55% de los trabajadores de la región trabajan en la economía informal. Claramente, los trabajadores no tienen las habilidades que necesitan las empresas, y las empresas están teniendo muchas dificultades para encontrar el talento que necesitan para hacer crecer sus negocios.
La buena noticia es que la mayoría de los gobiernos son conscientes de esta prioridad y entienden que las habilidades se han convertido en la moneda global de las economías del presente y del futuro. La falta de un grupo adecuado de trabajadores calificados impide el surgimiento de nuevos motores de crecimiento.
Además, la mayor complejidad de las habilidades requeridas para tener éxito en la economía global actual y la rápida velocidad a la que cambian las necesidades de habilidades afectan la capacidad de los sistemas de educación formal para brindar soluciones oportunas.
Por lo tanto, invertir en las habilidades adecuadas es uno de los ingredientes clave para una agenda de crecimiento inclusivo, que impulsa la productividad y empodera a las personas para integrarse plenamente en la sociedad.
Resolver este problema de habilidades requiere una reforma política audaz. Ampliar la cobertura educativa no es suficiente; en cambio, los responsables de la formulación de políticas también deben centrarse en mejorar la calidad de la educación.
También, mucho menos enfatizada, pero igualmente importante, es la necesidad de actualizar la relevancia de los planes de estudios y compartir información sobre qué habilidades tienen una gran demanda. Como todos aquellos estudios enfocados en robótica.
Además, las reformas deben apuntar no solo a las habilidades de la población en edad escolar, sino también a las habilidades de la fuerza laboral. Son las habilidades de aquellos que están hoy en la fuerza laboral las que impulsarán las economías en los próximos 30 años. Esto implica invertir en sistemas de formación más eficaces y pertinentes y adaptar la educación formal a las necesidades de las personas que trabajan. Esto incluye, por ejemplo, hacer que la educación sea más modular o ampliar el alcance del aprendizaje basado en el trabajo para que las personas puedan obtener certificaciones mientras trabajan.
Para lograr estos objetivos, los gobiernos deben invertir en capacidades para anticipar las necesidades de habilidades y detectar los desajustes de habilidades. También necesitan involucrar a los empleadores en los sistemas de desarrollo de habilidades. Estas estrategias ayudarán a hacer posible que la educación, particularmente la educación técnica, y los sistemas de capacitación estén más en sintonía con las necesidades de habilidades de los empleadores.
Además, se deben implementar mecanismos de evaluación rigurosos para identificar qué funciona mejor tanto para las empresas como para los trabajadores, particularmente en términos de calidad de los ingresos y seguridad del mercado laboral.
Ya se pueden ver ejemplos de movimientos tan valientes en la región. Diferentes países, como Chile y Brasil, están comenzando a invertir en sistemas de información laboral para detectar y anticipar la escasez de habilidades. Algunas industrias están creando consejos de habilidades sectoriales para identificar los comportamientos y competencias que se requieren para los trabajadores en diferentes roles y en diferentes niveles de complejidad.
Varios países también están comenzando a experimentar con aprendizajes y modelos de educación dual, con el fuerte apoyo de los empleadores, proporcionando a las personas tanto un trabajo como un camino hacia el aprendizaje y la certificación.
La región de América Latina y el Caribe no puede darse el lujo de quedarse atrás. Ahora, más que nunca, se necesitan habilidades mejores y más relevantes. Para lograrlo, necesitamos esfuerzos conjuntos de gobiernos, empresas y ciudadanos.