Robots colaborativos: la otra cara de la innovación
La evolución de la robótica, de la mano de la innovación en procesos, hace que cada vez más empresas tanto de México como de América Latina estén apostando por soluciones que hace algunos años parecían impensables. ¿De qué se tratan los robots colaborativos y cómo pueden ayudar al desarrollo del país?
Un robot colaborativo (o cobot) es una herramienta diseñada para trabajar codo a codo con los humanos, incluso compartiendo el mismo ambiente, de forma segura y cooperativa. Sus principales funciones están asociadas con automatizar las tareas repetitivas y de bajo valor agregado que tradicionalmente recaían en operadores humanos. Así, se libera el tiempo de las personas, lo que incrementa sus capacidades de innovación y creatividad.
Silicon Week conversó con Abraham Sosa, Key Account Sales Manager para Latinoamérica en Universal Robots (UR); y con Omar Alejandro Aquino Bolaños, Sales Director para Latinoamérica de Mobile Industrial Robots (MIR), para conocer más sobre cómo los cobots están llevando a las empresas mexicanas a la industria 4.0.
Los robots colaborativos han ganado protagonismo en industrias como la automotriz y la electrónica — dos industrias acostumbradas al uso de robots convencionales —. Aunque, en los últimos tiempos, estas soluciones son también elegidas por organizaciones de otros sectores, como farma, logística, y bienes de consumo rápido.
De acuerdo con el grupo NMSC, el desarrollo de robots colaborativos seguirá en alza, ya que se prevé que el mercado global crezca de 2020 a 2030 a una CAGR de casi el 12%. En cuanto a tamaño, se anticipa que pasará de USD 590,5 millones en 2020 a casi USD 2.000 millones hacia el 2026.
Si bien es difícil precisar cuántos de estos equipos hay hoy en funcionamiento, la consultora Statista, durante 2020 se instalaron 22 mil cobots a nivel global, siendo el manejo de materiales su principal responsabilidad.
Universal Robots y MiR: a la vanguardia de la innovación
En el pasado, las soluciones robóticas industriales eran grandes equipos, que en la mayoría de los casos requería de mucha inversión, espacio físico y — en algunos casos — hasta podrían ser peligrosos.
Hoy en día, las soluciones que el mercado propone son más modernas, más simples de implementar, relativamente más económicas y menos demandantes de ingenierías complejas.
El universo que propone la robótica industrial es amplio, a la vez que todavía hay mucho espacio por delante para recorrer. A nivel de desarrollo, el abanico de ofertas va desde el IoT — Internet de las cosas, por sus siglas en inglés —; la Inteligencia Artificial, el Machine Learning y todos aquellos softwares capaces de optimizar la labor de los robots.
En el caso de Universal Robots, su core de negocio es el desarrollo de brazos móviles que automatizan aquellas tareas repetitivas y de bajo valor agregado que las industrias necesitan eficientar, tanto para no tener problemas de calidad en sus productos como también para disminuir la rotación de personal, según expresó Sosa.
La empresa ofrece cuatro modelos de brazos autónomos, capaces de soportar 3, 5, 10 y 16 kgs. De acuerdo con lo precisado por Sosa, gracias a estas soluciones las empresas pueden automatizar el 80% de las tareas repetitivas que existen en el mercado.
Dichas tareas no solo tienen un efecto negativo en el físico de los y las operarias, sino también en su psiquis. Luego de un tiempo, para muchos de estos trabajadores resulta mucho más tentador optar por empleos que les permitan tomar decisiones y tener rutinas más creativas.
No obstante, una de las medidas que está tomando la industria para contrarrestar esta situación es formar y certificar a los colaboradores. Así, pueden adquirir nuevas habilidades que les permitan progresar profesionalmente, incrementar su base de conocimiento y agregar valor a los clientes. Un ejemplo de esto es la Academia Universal Robots, para la formación en temas de programación de cobots.
Por su parte, MIR es una empresa que fabrica AMR — Autonomous Mobile Robot, por sus siglas en inglés —. “Específicamente enfocado para procesos industriales, robustos y con capacidades de funcionamiento y carga”, según precisó Aquino Bolaños.
A grandes rasgos, puede decirse que estos equipos aprenden un mapa del lugar en el que van a operar y, simultáneamente monitorean todo lo que ocurre a su alrededor. Luego de comprar ambos inputs para conocer su ubicación, se mueve a las diferentes posiciones.
Esta característica les permite optar por diferentes secuencias, rutinas, caminos y tareas según lo que ocurra en el momento, y sin la necesidad de tener instalada una infraestructura compleja.
Entre sus principales tareas, el AMR se encarga de: ejecutar entregas — a demanda o programadas — para el reabastecimiento de materiales en líneas de producción; trasladar piezas por distintas estaciones en las que se va ensamblando un producto final; o incluso mover pallets a las áreas de almacenamiento y/o transporte.
Otra mejora entre la tecnología AMR y AGV — la que existía con anterioridad en el mercado — está en la forma en la que el robot se desplaza por las instalaciones. Mientras que un AGV necesitaba cierta infraestructura fija para hallar su navegación, los AMR de hoy en día pueden moverse de un punto a otro tomando decisiones ellos mismos.
Además, otra diferencia de esta generación con las anteriores es que las actuales pueden integrarse tanto con ERPs, para la gestión de recursos, como con WMS para la gestión de almacenes.
Independientemente de los productos o servicios que una compañía pueda ofrecer, ambos ejecutivos coinciden que a los clientes les interesa cada vez menos un producto en particular y les interesa más soluciones de negocio que les permitan resolver sus problemas.
Miedos, tabúes y educación
A la hora de analizar cuáles son las principales barreras a las que se enfrentan ambas compañías, los ejecutivos coincidieron en que la educación y la resistencia al cambio son dos de los principales retos, por parte de las empresas y de los trabajadores.
Para Aquino Bolaño, la resistencia depende del grado de cambio que implique el proceso que se quiere automatizar. Y, aunque sea el más básico, siempre hay una curva de aprendizaje que hay que transitar. Muchas veces, se encuentran con compañías que quieren implementar nuevas tecnologías, pero sin antes cambiar algunas cosas.
Por el lado de los colaboradores, en algunos casos pueden ver a los robots colaborativos como una competencia. Por eso, para el ejecutivo es fundamental involucrarlos en el proceso de implementación.
Según aseguró Sosa, a pesar de que México tiene la fama de ser un país de mano de obra barata, la industria ha crecido tanto en tan poco tiempo que las fábricas batallan mucho para llenar sus puestos de operadores productivos.
La automatización, para el entrevistado, no sólo está muy lejos de empezar a llevarse los trabajos de la gente, sino que por el contrario: permite habilitar a la industria para que las empresas produzcan más y mejor sin la necesidad de irse a otro país. Lejos de hacer daño, la automatización genera desarrollo.
En números
En el caso de UR, durante 2020 registró USD 219 millones de revenue y reportó alcanzó USD 78 millones de facturación en el tercer trimestre de 2021, lo que representa un 46% respecto al mismo período del año anterior.
Por su parte, aunque MIR no puede dar cifras abiertas, durante el 2021 reportó un 42% de crecimiento respecto al año anterior. Diciembre pasado fue un mes récord para la empresa, con cerca de 300 robots enviados.
Más allá de UR o MIR, todo parece indicar que la automatización puede potenciar a las empresas y traer grandes beneficios a los colaboradores. Y no solamente los robots físicos, sino también los robots de software, capaces de resolver tareas y tomar decisiones que mejoran la calidad de los productos y servicios. ¿Está preparada su empresa para animarse a dar el próximo paso de la innovación?