Los taxistas mexicanos, también en contra de Uber
Los responsables de Uber justifican que su servicio va a un público diferente al que cubre el servicio tradicional de taxis, pero estos hablan de competencia desleal.
Como ya ha pasado en muchos otros países del mundo, la aplicación Uber también se enfrenta a la polémica en México, después de que la Asociación de Taxistas Regulados haya protestado por la práctica que promueve esta herramienta. Los taxistas se quejan de que para poder trabajar, ellos necesitan pagar una licencia, que les resulta costosa, mientras que Uber permite a cualquiera ejercer su profesión, sin contar con esta.
Uber es un servicio recién aterrizado en México. Pero ya está presente en más de 100 ciudades de 30 países de todo el mundo. Como ya contó SiliconWeek hace unos meses, cuando hubo una polémica similar en la ciudad de Bogotá, Uber ofrece a los usuarios un “servicio de transporte especial“, como sus mismos creadores lo denominan, que no va asociado a los taxis tradicionales, sino que conductores de otros carros, pueden afiliarse, pagando una cuota y ofrecer un servicio similar al de un taxista.
Estos conductores, que son profesionales, pagan un pequeño porcentaje por cada una de las carreras que completan a los creadores de Uber, cifra muy por debajo de las licencias legales que paga un taxista tradicional.
El director general de Uber México, Rodrigo Arévalo, se justifica diciendo que Uber cubre un sector que los taxistas no tienen bien cubierto, puesto que ofrece un servicio más personalizado y con automóviles de alta gama. Es un servicio más costoso y los defensores de la aplicación dicen que se dirige a un nicho de mercado que un taxi común no estaba atendiendo. Dice el directivo que muchos de los usuarios de Uber afirman que no usarían un taxi, sino existiera este servicio.
A pesar de esto, el secretario de Movilidad del GDF, Rufino León Tovar también ha dicho públicamente que la secretaría quiere desarrollar algún tipo de legislación para proteger a los taxistas de este fenómeno que él ha denominado como “competencia desleal”.