¿Las tarjetas de crédito con chip son tan seguras como dicen?

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En Latinoamerica, países como Brasil, México, Colombia y Venezuela están muy adelantados en la migración a tarjetas con microprocesador. El problema no parece ser el chip, sino que siguen incluyendo en el plástico la conocida en insegura banda magnética.

El motivador inicial que ha llevado a la banca a moverse hacia las tarjetas con microcircuitos fue el tema de prevención de fraudes.  Sin embargo, la decisión de comenzar el proceso de migración hacia esta tecnología realmente varió mucho de acuerdo al mercado. Cada entidad financiera ha tenido que trabajar en la preparación de la infraestructura, por eso cada mercado se encuentra en diferente nivel de avance.

En 2006 Visa anunció 10 millones de tarjetas de pago con chip y 6 años después la cifra asciende a 150 millones en Latinoamérica y el Caribe. “La banca en la región está muy activa migrando hacia esta tecnología” nos asegura Fernando Méndez, director regional de productos emergentes de Visa. “En América Latina, Visa tiene 416 millones de tarjetas de pago de las cuales 150 millones ya están con microcircuito, lo que representa alrededor de 36% del total de tarjetas”

Según cifras globales, a nivel de industria, ya hay en circulación 1.500 millones de tarjetas con chip, eso representa 45% del total del plástico circulante y 76% de los puntos de venta en el mundo, unos 22 millones de terminales, ya están preparados para trabajar con esta tecnología. “Si llevamos esto al mundo Visa estamos hablando de 785 millones de tarjetas emitidas con chip en 179 países”, asegura Méndez.

Un plástico donde conviven tres tecnología

El chip en las tarjetas es un minúsculo computador que están colocando en el plástico tradicional.  Ese pequeño ordenador puede manejar datos dinámicos para cada transacción que garantizan que una operación sea verdadera y no producto de la clonación de una tarjeta.  El problema no parece ser el chip, sino que siguen conviviendo en el plástico la conocida en insegura banda magnética.

“Desde la perspectiva de Visa, uno de los esfuerzos y preocupaciones es el ofrecer a los usuarios la aceptación en todas partes del mundo”. Para garantizar esa aceptación universal las tarjetas deben seguir manteniendo, junto al chip, los sistemas de identificación anteriores como la banda magnética y hasta las viejitas letras al relieve con las que todavía hacen “vouchers” en algunos hoteles y sitios de alquiler de autos, a manera de depósito o garantía.

Una casa con puertas blindadas pero con ventanas de vidrio

El gran desafío es aprovechar los beneficios antifraude del chip a pesar de la coexistencia de la banda magnética. Aquí es donde surgen datos interesantes para aumentar la seguridad de las transacciones. Según Fernando Méndez “un banco emisor de una tarjeta sabe cuando el terminal o punto de venta, que está en alguna parte del mundo, tiene capacidad de procesar tarjetas con microcircuito”. Si se intenta usar la banda magnética de una tarjeta que fue emitida con chip la operación es rechazada.  Por el contrario, si el comercio sólo tiene capacidad para procesar banda magnética, aunque la tarjeta sea de chip, la transacción será aprobada basada en otras variables de prevención de fraudes y calificación de riesgo.

Desde la perspectiva del fraude de clonación de tarjetas, la incorporación del chip ha sido clave. “Haciendo referencia al mercado brasileño que tiene el índice de penetración más alta de esta tecnología en la región, en este caso, una clonación de tarjeta chip operando en un terminal con chip, prácticamente se fue a 0%”, asegura Méndez.

En cuanto a la planificación tecnológica a futuro, en Visa tienen algo que conocen como visión 20-20 y es que estiman que para el año 2020 todas las transacciones deberían realizarse con autentificación dinámica. “No es una fecha escrita en piedra”.

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