De Google, Gmail y el derecho a la privacidad
La compañía de Mountain View considera que “no hay expectativa legítima de privacidad para aquella información que se entrega voluntariamente a terceros”.
Las revelaciones del ex-analista de la CIA, Edward Snowden, sobre el programa de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional americana ha puesto en pie de guerra a la comunidad de Internet.
Por una parte, han comenzado a florecer alternativas que prometen capacidades de mensajería ultraseguras para que los usuarios puedan comunicarse entre sí sin ser espiados. Y, por la otra, se están intensificando las críticas contra aquellas compañías que o bien habrían colaborado con las organizaciones gubernalmentales o no ofrecen servicios tan blindados como se creía o algunos esperaban.
Ahora le está tocando el turno de recibir la furia de los usuarios a Google que, con los nervios de éstos a flor de piel, se enfrenta a una demanda colectiva por un tema similar o al menos relacionado en cuestión de privacidad: leer los correos que gestiona su plataforma para introducir publicidad personalizada.
En su defensa, el gigante de Mountain View habría alegado que “así como el remitente de una carta a un colega de trabajo no debería sorprenderse de que su asistente la abra, quienes utilizan hoy en día correo electrónico basado en la web no puede sorprenderse si sus emails son procesados por el proveedor del destinatario durante la entrega”.
Esto es “no hay expectativa legítima de privacidad para aquela información que se entrega voluntariamente a terceros”.
Esto afectaría, en consecuencia, tanto a clientes de Gmail como a aquellos que han confiado en otro tipo de plataformas de correo electrónico pero envían mensajes a usuarios que sí poseen cuentas de Gmail.
Los grupos de defensa de los consumidores han puesto el grito en el cielo al considerar que la empresa californiana “utiliza una analogía errónea”.
“Enviar un email es como darle una carta a la oficina de correos”, corrige John M. Simpson, director de Privacy Project en Consumer Watchdog, tal y como recoge la página de este colectivo sin ánimo de lucro. “Yo espero que la oficina entregue la carta basándose en la dirección escrita en el sobre, no que el cartero abra mi carta y la lea”.
Todavía queda por ver en qué acaba todo este asunto judicial, pero las primeras campañas que recomiendan dejar de usar el producto de Google ya pululan por la Red.
Gmail lleva en activo de manera gratuita desde 2007, tras tres años previos en fase de beta privada, y ahora mismo, después de conseguir rebasar a Hotmail con su comunidad de 425 millones de miembros, es el servicio de correo más utilizado a nivel mundial.