Cuando Intel pudo ser el fabricante de chips para iPhone
“La lección que aprendí de esto”, dice Paul Otellini al hablar de su decisión de no producir el corazón del iPhone original, “es que al margen de los datos, tienes que tomar decisiones con el instinto”.
Tras pasar 40 años en el mayor fabricante de semiconductores, los últimos ocho desempeñado las funciones de director ejecutivo, Paul Otellini ha hecho efectivo el traspaso de poderes en Intel a favor de Brian Krzanich, hasta hace unos horas jefe financiero.
Y lo ha hecho dejando algunas declaraciones sorprendentes, como que bajo su mandato la compañía de Santa Clara estuvo a punto de convertirse en el proveedor del chip que alimentaría al primer iPhone.
Aunque en esos momentos ya se rumoreó un posible acuerdo entre ambas compañías, que ya colaboraban en el ecosistema de ordenadores Mac, estas informaciones nunca fueron aclaradas por ninguna de ellas. Hasta ahora.
“Al final acabamos por perder esa oportunidad o por pasar de ella, dependiendo de cómo quieras verlo, y el mundo habría sido muy diferente si lo hubiésemos hecho”, cuenta Otellini en una entrevista con The Atlantic. Aunque “hay que recordar que esto sucedió antes de que se introdujera el iPhone en el mercado y nadie sabía en que se convertiría” el smartphone de Apple.
¿Cómo recuerda Otellini aquella decisión? “Había un chip en el que estaban interesados y por el que querían pagar un cierto precio, y ni un céntimo más. Ese precio estaba por debajo de nuestro coste previsto, y yo no lo veía. No era una de esas cosas que puedes compensar con volumen”, justifica. “Pero, en retrospectiva, el coste previsto era erróneo y el volumen resultó 100 veces superior de lo que nadie podía imaginar”.
“La lección que aprendí de esto”, continúa, “es que al margen de los datos, tienes que tomar decisiones con tu instinto, como acabé haciendo muchas veces durante mi carrera. En aquella ocasión debería haberle hecho caso, porque mi instinto me dijo que sí“.
Cuando sus negociaciones con Intel fracasaron, Apple acabó recurriendo a la arquitectura de la británica ARM Holdings y a las fábricas de Samsung, en lo que supuso todo un éxito en el mercado móvil para las tres compañías. Actualmente, la firma de la manzana mordida ya diseña sus propios chips, como el SoC A6 presente en el iPhone 5.