No hay duda de que la pandemia de COVID-19 ha generado un antes y un después en cuanto a la forma de trabajar. La oficina como la conocíamos se ha volteado al revés: si bien trabajar desde casa solía ser un cambio deseable en una semana de rutina laboral en la empresa, hoy recordamos con nostalgia esos momentos de plática en el cuarto del café o las salidas improvisadas con los compañeros al final de un largo día.
Debemos aceptar que, por diferentes razones, el trabajo remoto ha llegado para quedarse. Muchas personas lo han aceptado y han encontrado una rutina productiva trabajando desde casa, mientras las empresas aprovechan el contexto en el que nos encontramos para colocar el teletrabajo como parte de sus estrategias de recuperación empresarial: de acuerdo con Nemertes Research, 7 de cada 10 organizaciones planean continuar justamente con este modelo, e invertir más en tecnologías para trabajar desde casa, como conectividad a Internet y herramientas de colaboración, entre otras.
Cabe señalar que, en semanas pasadas, el Senado de la República aprobó las reformas a la Ley Federal del Trabajo para avalar y regularizar en México el teletrabajo; esta ley además de incluir algunas obligaciones por parte del empleador y derechos para los empleados destaca el uso de las tecnologías de la información, y es que los empleados deberán recibir los insumos y equipos necesarios para poder ejecutar su trabajo. Por tal motivo, las empresas han tenido que agilizar su camino a la transformación digital e incluir la inversión de TI dentro de sus estrategias.
Conforme seguimos acostumbrándonos a la rutina del home office, de forma inmediata esperamos la misma experiencia digital que teníamos en la oficina, queremos iniciar sesión en la laptop usando las mismas contraseñas para tener acceso a todas las aplicaciones y datos. Y deseamos también tener suficiente ancho de banda para que nuestra velocidad de conexión no se vea mermada aunque haya más personas utilizando Internet. Y eso es todo; o, mejor dicho, pareciera ser todo, pero no es así.
No exageramos al comentar que el home office está redefiniendo el borde de la red. Sería tentador decir que “todo lo que necesitamos es una conexión VPN”, pero en realidad ese es sólo el comienzo, pues el que las empresas nos puedan ofrecer una experiencia segura y productiva de trabajo remoto requiere mucho más que un túnel cifrado.
¿Cómo vamos en ese sentido? Según el estudio de Nemertes, 3 de cada 10 organizaciones tienen problemas para ofrecer una configuración, políticas de seguridad y la gestión de las conexiones remotas necesarias para el trabajo remoto. Esto no sólo incrementa la vulnerabilidad a ciberataques, sino que además aumenta la carga de los profesionales de TI y pone trabas a la productividad de los empleados.
Los equipos de TI requieren gozar de una administración centralizada para garantizar el funcionamiento y políticas de seguridad consistentes entre ubicaciones remotas y la oficina. En Aruba lo sabemos, de forma que, en conjunto con socios de negocio, podemos ofrecer las herramientas necesarias para ayudarles a que sus trabajadores en home office tengan éxito en su rol laboral mediante una VPN que ofrece la experiencia completa de oficina desde el hogar, al tiempo que la organización puede confiar en su seguridad cada vez que el empleado conecta sus laptops, PCs, teléfonos VoIP e impresoras personales a la red corporativa, pues lo hace bajo sus políticas de acceso a la red existentes, y el equipo de TI configura, maneja y optimiza la experiencia de red de forma centralizada, a través de Aruba Central.
Con este tipo de soluciones innovadoras, por un lado los profesionales de las TI resuelven de mejor manera el reto que representa haber pasado de gestionar docenas o cientos, a miles o decenas de miles de locaciones remotas. Y por otro, el personal remoto cuenta con una conexión dedicada e independiente, que no interfiere ni compite con el Internet que tiene contratado en casa, lo que libera ancho de banda doméstico.
Trabajar desde casa hoy es una necesidad para millones de personas. Cuando la conectividad de nivel empresarial se combina con el acceso de clase empresarial, los empleados tienen las herramientas digitales que los ayudan a ser productivos; el resto de la familia en casa puede continuar con sus propias actividades de educación, ocio, recreación y bienestar, y las organizaciones superan los obstáculos que la pandemia ha traído consigo, para el éxito del negocio. En otras palabras, ¡todos ganan!
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