La forma en que la vida digital se ha mezclado con el mundo físico ha traído nuevos e importantes desafíos para padres, madres, cuidadores y docentes. No solo porque es esencial enseñar a los niños cómo leer y comprender la información que está disponible online y, en general, navegar por Internet, sino especialmente por la larga y potencialmente abrumadora lista de riesgos que acechan en el mundo online.
En este contexto, ESET acerca consejos para que padres, madres y educadores guíen a los niños y adolescentes hacia una vida digital segura. Los mismos, son:
1. Configurar un método de autenticación fuerte: Al igual que los adultos, los infantes deben aprender a usar las contraseñas de forma segura. Es importante explicarles por qué se deben usar contraseñas seguras y únicas, y resguardarlas en privado. Y que incluso son importantes para sus videojuegos, ya que una contraseña segura puede proteger su inventario de juegos de cualquiera que intente robarlo. “De hecho, una buena práctica es considerar el uso de contraseñas en formato de frase, en lugar de palabras simples y fáciles de adivinar. Las contraseñas en formato frase constan de varias palabras. Y si bien incluyen distintos tipos de caracteres y son largas, no son tan complejas como para no poder memorizarlas. Algo así como “¡HarryPotterY5DinoNuggies!” es mucho mejor que, digamos, “cereza””, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Asegurarse de enfatizar que las contraseñas o frases de contraseña nunca deben compartirse con nadie, así como también que es importante activar la capa adicional de seguridad conocida como autenticación en dos pasos o doble factor de autenticación, que la mayoría de los servicios online ofrecen. Si es necesario, ayudarlos a configurar esta opción de seguridad para proteger aquellas cuentas o servicios online que contienen datos personales importantes.
2. La información personal es personal: en término del valor de los datos, tener en cuenta que incluso los adolescentes mayores no siempre comprenden todas las implicaciones de compartir su información personal online, ni el riesgo que existe de que se conviertan en víctimas de phishing.
Explicarles que nunca deben abrir enlaces enviados por personas que no conocen y que, si un amigo envía algo a través de una aplicación de mensajería, antes de hacer clic en el enlace siempre deben confirmar si realmente lo envió el amigo, que el enlace es válido y seguro, o si es spam. Y, sobre todo, que sepan que nunca deben compartir su nombre completo, DNI, dirección o datos bancarios a nadie.
3. Sus datos importan: Al crecer en la era digital significa que todos los datos están en Internet, ya sea en una plataforma gubernamental o en el perfil de redes sociales de un padre que muestra a sus pequeños. Ya están utilizando sistemas de reconocimiento facial, almacenando datos de salud recopilados por dispositivos wearables, teniendo sus calificaciones en una base de datos online y compartiendo los datos personales para registrarse en plataformas de videojuegos.
Por otro lado, es importante que comprendan cómo se pueden utilizar estos datos. Hay que mencionar que es valioso para las empresas ya que les permite perfilarlos, que las redes sociales los utilizan para orientar anuncios, que para los gobiernos son útiles para recopilar información sobre sus ciudadanos y, en última instancia, que los datos son una fuente de ingresos para los cibercriminales que pueden usarlos para distintos tipos de acciones fraudulentos.
4. Compartir no siempre es pensar en el otro: En cierto modo, los dispositivos móviles como computadoras, smartphones y tabletas pueden haber agregado un nuevo significado al concepto de “computadora personal”. Pero lo cierto es que las computadoras fueron construidas para ser utilizadas por usuarios individuales y no para ser compartidas. Es posible que los adolescentes no sepan esto y sean propensos a compartir sus dispositivos con amigos cuando muestran imágenes, juegan videojuegos móviles o “simplemente revisan algo en TikTok”.
Sin embargo, incluso si esto sucede, siempre debe hacerse bajo su supervisión. No solo por una cuestión de seguridad para evitar bromas no tan graciosas, sino también para proteger su información privada. Y, por si acaso, también recordarles que nunca presten sus dispositivos a alguien que no conocen, y que esto no está sujeto a debate.
5. Cuidado con los extraños: Otro tema que tanto padres, madres como educadores no deben evitar es el “peligro de los extraños”. Además de mencionarle a los niños y niñas que no entren en el auto de un extraño, recordarles que Internet es solo un gran lugar público lleno de extraños.
Los niños deben saber que Internet es un lugar donde las personas, escondidas detrás de las computadoras, pueden ser malas. Cuanta más información compartan los niños, mayor será el daño potencial; en otras palabras, mayor será la probabilidad de que adultos con malas intenciones puedan ganar su confianza y amistad o usarlas en su contra. Enseñar a los niños a tener cuidado, no solo con las personas que no conocen, sino también con las personas que conocen. Enseñarles el significado de conceptos como ciberacoso y grooming, y cómo los extraños se toman el tiempo para construir amistades falsas y engañar a los jóvenes para que compartan datos personales e incluso contenido sexual, lo que puede resultar en intimidación, miedo y posible daño físico.
El grooming se da cuando un adulto contacta a un menor de edad, a través de Internet, y mediante la manipulación o el engaño oculta su identidad y su condición de adulto y logra que el niño realice acciones de índole sexual. Puede darse a través de cualquier medio digital que permita la interacción entre dos o más personas, como redes sociales, correo electrónico, mensajes de texto, sitios de chats, páginas de juegos en línea, entre otros.
“En cuanto a prevención, el diálogo es fundamental. Habilitar la palabra, generar ambiente de confianza para poder preguntar, aconsejar y escuchar. En esta situación de aislamiento es importante estar atentos a los cambios de conducta y de hábitos, por ejemplo si la niña o niño está malhumorado, apático, si se encierra o se esconde para chatear o usar el celular, si bajó su rendimiento escolar, si se aleja de sus amigos o si su lenguaje está más sexualizado. Desde Argentina Cibersegura siempre recomendamos no prohibir o solo controlar, porque es más efectivo enseñar a prevenir dando herramientas, para que sepan cómo actuar cuando tengan que tomar sus propias decisiones”, aconseja Romina Cavallo, Mentora Educativa de Argentina Cibersegura.
En cuanto a la tecnología, el software de control parental, puede, entre otras cosas, proteger a los niños del contenido dañino. Es importante destacar que este software se considera mejor como una forma de atención, en lugar de una especie de control impuesto. Puede ser particularmente útil con los niños más pequeños, al menos hasta que crezcan y puedan valerse por sí mismos
“Puede ser desafiante guiar a los infantes a través de los peligros del mundo físico y virtual. Es difícil incluso para los adultos. En el caso de los adolescentes, no siempre están dispuestos a escuchar las opiniones de los adultos sobre Internet; al fin y al cabo, algunos de ellos pertenecen a la primera generación de auténticos nativos digitales. Para lograr que el mensaje quede grabado, no se resista ni los condene por las aplicaciones que usan o los juegos que juegan; únase a ellos, ayudándolos a instalar esas aplicaciones y tomándose el tiempo para jugar con ellos. Cree las cuentas, comparta contenido, discuta los posibles peligros y haga que su propia experiencia sea parte de la conversación”, agrega el investigador de ESET Latinoamérica.
Por Anthony Cusimano, Director de Marketing Técnico en Object First.
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