Cada día son más las brechas y casos de fraude bancario que afectan a las personas. Producto de esto, se ha potenciado la evolución de diversas tecnologías para encontrar métodos efectivos y seguros que permitan reducir o incluso detener las vulnerabilidades.
Sin lugar a dudas, en la actualidad el uso de tarjetas, bien sea de débito o crédito, es la vía de transacción más popular, pero todavía surgen dudas sobre cómo operar de manera segura en el entorno digital y físico con ellas.
Datos de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) aseguran que Chile es el país con el mayor nivel de bancarización de Latinoamérica, con un 73% de su población con actividad en la banca, y un total de 12 millones 400 mil tarjetas de crédito vigentes.
Sin embargo, un sondeo realizado por Focus AGF reflejó que, a la hora de autoevaluarse en cuanto a conocimientos financieros, los chilenos se ponen una nota promedio de 4.2, en una escala del 1 al 7. Además, más del 50% se califica con una nota menor o igual a 4 y solo un 20% con notas 6 y 7.
A pesar de que existe una cierta tranquilidad tecnológica gracias a las soluciones de ciberseguridad que muchas compañías y personas implementan en sus dispositivos y procesos, hoy es muy fácil que engañen a alguien ya que no existe un control directo de la información que las personas entregan. La importancia de educarse se transforma en algo esencial a la hora de hacer uso de los métodos de pago existentes.
Por esto, es fundamental implementar políticas de seguridad masiva, realizando pagos a través de medios reconocidos para así evitar fraudes. Uno de estos mecanismos es el uso de tokens de seguridad, que permite la validación de una transacción de manera segura, con métodos como tarjetas de coordenadas o dispositivos que generan un código que cambia cada vez que se usa.
El llamado token es único y solo puede usarse dentro de la plataforma o dispositivo para el que se ha generado. Este sistema logra fusionar el mundo real en el espacio digital en un mismo momento para facilitar su manejo y aumentar la seguridad.
A través de los años hemos podido observar cómo la tecnología y la digitalización ganan más terreno en diferentes áreas y aspectos de la vida. Sin embargo, el actual escenario mundial -pandemia- nos obligó a acelerar todos los procesos a un ritmo sin precedentes.
Lo cierto es que la pandemia nos enfrentó a nuevas realidades y hábitos de consumo, trabajo y vida. Uno de estos cambios sin duda es el auge de los medios de pago digitales. Bien sea por seguridad o comodidad esta opción llegó para quedarse y evolucionará de manera rápida en la industria financiera.
En condiciones normales, cada día eran menos las personas que contaban con dinero en efectivo en su billetera. Y es que, a pesar que aún no se implementan de manera masiva, algunas tiendas cuentan con métodos de pago digital y sin contacto.
Grandes tiendas e instituciones como el retail, farmacias, restaurantes, centros educativos, entre otros, cuentan con el sistema más común que es el pago con tarjetas de débito o crédito sin contacto. Pero otras compañías, como cafeterías internacionales o distribuidoras de combustible, ya cuentan con billeteras digitales que permiten realizar el pago desde el dispositivo del cliente.
Ciertamente, el ecosistema financiero en el país ha ido evolucionando desde hace algunos años con el objetivo de entregar mejores servicios a sus clientes. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer.
En algunos países se están probando o implementando nuevas formas de pago. Una de ellas es la pulsera cashless, un método incipiente en Chile, que se basa en dispositivos que funcionan como billeteras electrónicas. Asimismo, la auténtica revolución en este campo son los pagos mediante herramientas de identificación biométricas: el rostro, huella dactilar o el iris.
De hecho, en Brasil se está probando la autenticación con reconocimiento facial como una nueva forma de pago. Asimismo, el banco BBVA en España se encuentra desarrollando métodos de pago basados en tecnologías biométricas para hacer ‘invisible’ el momento del pago en comercios y ha empezado a utilizarlos en las cafeterías y restaurantes de Ciudad BBVA.
Ciertamente, el abanico de posibilidades que entregan las nuevas tecnologías es mucho más amplio que antes, y la idea es que permitan que la relación entre los clientes y el comercio ofrezca formas de pago más seguras, entregando soluciones que aseguren que esta relación sea fluida, flexible, dinámica, multicanal y que abarque varias formas de pagar.
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