En el último estudio de We are social, se dice que el 53% de la población mundial está conectada a Internet y el número de usuarios activos alcanza ya los 3.010 miles de millones de personas. Si nos centramos en el número de usuarios únicos de smartphones, este mismo estudio señala que –en enero de 2015- suponían 3.649 miles de millones de personas.
Dicho estudio corrobora los datos aportados por Internet Live Stats, sitio web que recopila datos desde 1993 acerca de la cantidad de usuarios en el mundo, y que señala que, a comienzos de 2005 ya se superaron los mil millones de usuarios en Internet; en 2010, los dos mil millones de usuarios; y en 2015, ya se han alcanzado los tres mil millones.
Según Juniper Research, en los próximos cinco años el número de usuarios de servicios de pagos vía NFC, crecerá de poco más de 100 millones a más de 519 millones. Los estudios más recientes prevén que Estados Unidos, China y Europa occidental serán las regiones más fuertes en pagos a través de esta tecnología. Es más, ya hay quien asegura que, a finales de 2018, existirán más de 1.500 millones de carteras móviles en todo el mundo e incluso que, en 2020, uno de cada tres smartphones en el planeta tendrá un chip NFC integrado.
Apple nos lo dejó claro hace unos meses con la presentación de Apple Pay: un teléfono, un terminal de pago y un clic y, ¡a comprar!.
Pese a que la idea de efectuar pagos con móviles lleva existiendo desde hace más de diez años, no son tantos los usuarios que conocen que sus dispositivos son capaces de efectuar pagos con esta tecnología. Lo cierto es que la tecnología NFC, aunque está aprobada desde 2003 e instalada en miles de smartphones en todo el mundo (la mayoría, terminales Android de gama alta y, más recientemente, en el iPhone 6), sigue siendo una desconocida, pese a sus ventajas, como son la eficiencia energética (bajo consumo) y su seguridad (resulta más difícil que un tercer dispositivo interfiera en la conexión, y, además, permite el cifrado de los datos por SSL).
Son ya bastantes las compañías que, durante años, han desarrollado diferentes soluciones tecnológicas para tratar de hacer cotidiano lo que hoy en día no lo es. Ahora, Apple, ha utilizado la tecnología existente, dándole “una vuelta”, y creando un producto muy enfocado en el usuario (volvemos una vez más, al concepto user experiencience del que llevamos hablando mucho tiempo), y haciendo que los pagos vía móvil sean «fáciles, seguros y privados». No podemos olvidar que, en el Apple Store se almacenan más números de tarjetas de créditos de clientes que en cualquier otra entidad del mundo, y que existe un gran número de clientes acostumbrados a hacer pagos introduciendo una simple contraseña.
Samsung también ha dado un importante empuje a los pagos móviles con su Samsung Pay, en el que cuenta con el apoyo de VISA y de McAfee, cuyas soluciones permitirán estar protegidos frente amenazas de fraude, spyware o virus. Algunos de sus dispositivos contarán con un sensor de huella dactilar táctil (una apuesta más por la seguridad).
Google, por su parte, también lleva tiempo apostando por su Wallet, su “billetero virtual”. Todo apuntaba a que los fabricantes de dispositivos, operadoras, bancos y entidades financieras y redes de pago serían protagonistas de un lanzamiento en el que, por lo visto, Google cedería -prácticamente- la mayor parte de sus beneficios y comisiones. Además, desde hace unos meses, Google ya cuenta con Softcard (anteriormente, conocida como ISIS, el proyecto de las grandes telcos estadounidenses enfocado a empujar los pagos vía móvil).
Pero ha habido que esperar al pasado día 28 para que en Google I/O, entre los 5 anuncios más importantes que se han hecho destacaran Android Pay. Y es que, tras las grandes propuestas de Apple y de Microsoft con Windows 10, y otras más pequeñas a nivel de alcance como Samsung Pay, se esperaba un movimiento por parte de Google. Ha llegado con el nombre de Android Pay, y lo mejor es que si los desarrolladores lo desean, pueden integrarlo con los sensores de reconocimiento dactilar gracias a una nueva API para que cualquier empresa pueda ofrecer servicios de pago a través del móvil.
Por otra parte, está Paypal. La compañía de pagos (con más de 162 millones de usuarios en el mundo) presentó en el pasado MWC de Barcelona, su última apuesta: PayPal Here NFC, un lector de tarjetas que buscará impulsar los pagos contactless gracias a la utilización de la tecnología NFC y que también será capaz de aceptar pagos con las tarjetas de débito y crédito tradicionales – a través de la propia plataforma de pagos- utilizando la tecnología check-in de PayPal.
No obstante nos seguimos preguntando ¿son seguras las transacciones? ¿Están los usuarios preparados para asumir y adoptar estos cambios e incorporarlos en su día a día? Los sistemas de pago móvil son ya uno de los objetivos de los cibercriminales. Lo cierto es que si un ordenador puede ser protegido de los “ciberdelincuentes” y ser empleado en las compras online, un móvil también puede ser blindado y empleado para comprar y pagar, haciendo, además, que el proceso sea bastante cómodo. Y lo que hace unos años era una tendencia a futuro, ahora parece algo casi inevitable.
El progreso de la tecnología también aporta soluciones interesantes a los problemas de seguridad y autentificación. La llamada “seguridad biométrica” implica el uso de las huellas dactilares, registros de voz o escaneo del iris para acceder a los sistemas de seguridad en lugar de contraseñas basadas en números, que son mucho más fáciles de robar o hackear.
En la actualidad, ya hay empresas que han informado de cómo les está funcionando su apuesta por los pagos móviles y, no sólo son bastante llamativas, sino que nos dejan ver por dónde irá el futuro.
Los usuarios de Apple también van a poder comprar por Internet desde las apps usando su huella dactilar. Con el sensor biométrico Touch ID podrán pagar bienes y servicios con un sencillo toque y sin tener que rellenar manualmente largos formularios de datos bancarios, ni introducir -una y otra vez- los datos de envío y de facturación.
El gigante chino Alibaba, (con más de 300 millones de clientes), ha presentado recientemente su última apuesta: pago por reconocimiento facial, un sistema que aún está en desarrollo. El CEO de la compañía presentó esta nueva tecnología en el marco de la conferencia CeBit (en Alemania). Este nuevo método llamado “Smile to Pay” (“sonreír para pagar”) hace que los pagos móviles se autoricen simplemente con el rostro. La validación sería similar a la de las huellas dactilares que utilizan Apple Pay o Samsung Pay, pero reemplazando el lector de huellas por un escaneo facial del usuario.
La start-up Square, propiedad de Jack Dorsey (cofundador, a su vez, de Twitter) es, seguramente, la precursora de esta iniciativa pues ya presentó hace un tiempo su “pay-by-name” (pago mediante el nombre). El banco AZN de Australia, trabaja también en esa línea, con su propuesta “pay-by-thinking”, consistente en utilizar las ondas cerebrales a partir de procesos de pensamiento para la autenticación del usuario y la autorización de pagos.
No obstante, podemos preguntarnos ¿por qué será 2015 el año definitivo del despegue de los pagos móviles? La sociedad en la que vivimos tiene mucho que ver, ya que contamos con una generación que ha nacido, crecido y desarrollado en Internet y quienes, además, no han conocido la vida sin estar conectados a la red. Sí, los millenials suponen una fuerte base sobre la que estas iniciativas se han de apoyar pero, además, el mercado ya cuenta con una madurez que le posibilita apostar por proyectos de esta importancia.
Por Anthony Cusimano, Director de Marketing Técnico en Object First.
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