Comercio Electrónico en México, la urgencia de una Ley Reguladora

El comercio en línea se ha vuelto el canal predilecto de compra de millones de consumidores a nivel mundial. Tal es la magnitud de dicho mercado que, solamente en México, su valor ya superó los $33,000 millones de dólares en 2023, y más de la mitad de la población mexicana realiza algún tipo de compra en línea. De esta forma, el e-commerce mexicano se posiciona como el segundo mercado online más importante en América Latina, superado únicamente por Brasil, según Statista Research Department. Además es considerado como el país #1 con mayor crecimiento en eCommerce a nivel mundial de acuerdo con datos de eMarketer, con un crecimiento de 24.6% en 2023 vs. 2022, por encima de países como Filipinas, Malasia, Argentina o Brasil.

Para Armando Vélez, Director eCommerce LATAM de SkillNet Solutions, experto en temas de comercio electrónico y vocero oficial de ECSE, el eCommerce se ha convertido en una piedra angular de la economía global. En México ha crecido exponencialmente, impulsado por la adopción masiva de tecnologías digitales y el aumento de la conectividad. Sin embargo, este crecimiento también ha traído consigo una serie de desafíos y problemas debido a la falta de una legislación específica que proteja tanto a los consumidores como a los comerciantes en el entorno digital.

Actualmente el comercio en México –detalla Vélez– se rige por el Código de Comercio y Leyes mercantiles, además de La Ley Federal de Protección al Consumidor, la Ley de Comercio Exterior y la Ley de Protección de Datos Personales en posesión de particulares (LFPDPPP). Estas leyes son referidas a comercio tradicional, pero no rigen como tal el comercio digital y se quedan muy cortas para la operación actual de pure players, marketplaces, e-tailers y demás modelos de negocios digitales. España que tiene su Ley de Comercio Electrónico desde 2002, la llamada Ley 34/2002 o “Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSICE) publicada el 11 de julio del 2002

Nos encontramos así en un vacío de comercio digital, no hay normas para la prestación de servicios entre consumidores, vendedores, empresas, no hay quien regule las ventas ni las importaciones de grandes cantidades de productos, no se pagan aranceles ni impuestos. No hay quién regule las ventas, y existe preocupación de comercios, por los precios por debajo del mercado con los cuales es imposible competir.

La Ley de Comercio Exterior se está quedando corta ante el e-Commerce por lo que se necesitan reformas. Al no existir regulación, se da la oportunidad de inundar el mercado con productos chinos casi a costo de producción. Al final, los proveedores venden como marca genérica y la cadena de valor se afecta. Se pone en jaque a marcas, proveedores y distribuidores locales, afirma el directivo.

Será difícil –agregó–, porque los fabricantes locales comenzarán a cerrar tiendas o fábricas rápidamente como ya está pasando con Flexi, una marca emblemática de calzado y de muy buena calidad en México, y el eCommerce podrá desaparecer a muchas industrias o marcas locales. Incluso, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) ya se quejó con el SAT en enero de este año por esta incursión de marcas y empresas chinas que están entrando a competir no de manera justa y equitativa, Amazon, por ejemplo, tendrá un nuevo sitio eCommerce donde se venderá directo de fabricantes chinos para no ver reducida su penetración en este segmento.

Cabe mencionar que el 96% de los consumidores durante 2023 compraron en marketplaces mientras que éstos representan el 43% del comercio electrónico a nivel mundial, de acuerdo con DigitalCommerce 360. La gente prefiere comprar en Marketplace que a la marca por conveniencia puesto que tiene rapidez, sin embargo, debe de haber un equilibrio entre canal propio y no apostar al marketplace ya que es una plataforma de un tercero, considera el directivo.

Por otra parte, la falta de una Ley clara y específica para el comercio digital genera desconfianza entre los consumidores, quienes temen ser víctimas de fraudes y recibir productos defectuosos o no recibirlos en absoluto. La implementación de una ley específica que regule el comercio electrónico proporciona un marco claro y predecible para todos los actores, aumentando así la confianza y fomentando el crecimiento del sector.

Otro problema crítico es la protección de datos personales. Sin una regulación específica adaptada al comercio electrónico, los datos de los consumidores están expuestos a riesgos de robo y mal uso. Adaptar la legislación existente para abordar estas necesidades específicas incluiría requisitos más estrictos para la recopilación, almacenamiento y uso de datos personales, así como sanciones severas para el incumplimiento, garantizando con ello la seguridad de la información de los usuarios.

La falta de regulación para los comerciantes también afecta la calidad y competitividad del mercado. Sin un marco que defina sus responsabilidades y derechos, pueden surgir prácticas comerciales desleales. Establecer estándares mínimos de calidad y servicio ayudaría a garantizar que todos los vendedores operen de manera justa y competitiva, aumentando la confianza del consumidor y promoviendo un mercado más saludable.

Los problemas de logística y entrega son otro desafío significativo. Sin normas claras, las entregas pueden ser tardías o defectuosas, lo que agrava la desconfianza de los consumidores. Crear regulaciones específicas para la logística y la entrega de productos garantiza que los consumidores reciban sus compras de manera oportuna y en buen estado, mejorando así la experiencia de compra y la satisfacción del cliente.

Finalmente, la falta de mecanismos claros para la resolución de disputas deja a los consumidores sin apoyo cuando surgen problemas. Establecer mecanismos accesibles para la resolución de disputas, como una agencia dedicada a manejar reclamaciones de comercio electrónico y proporcionar arbitraje independiente, aseguraría que los consumidores tengan recursos confiables para resolver sus problemas, aumentando así la confianza en las transacciones en línea. Actualmente, PROFECO ha hecho una muy buena labor para atender quejas de comercio electrónico, sin embargo, los procesos y los tiempos de resolución son tardíos y no es lo que espera un cliente digital.

Vélez concluyó: La falta de una Ley de Comercio Electrónico en México presenta múltiples desafíos que afectan tanto a consumidores como a comerciantes. La implementación de una legislación específica y robusta no solo aumentaría la confianza en el comercio en línea, sino que también impulsará el crecimiento económico al crear un entorno más seguro y predecible para las transacciones digitales. Es crucial que las autoridades tomen medidas para desarrollar y promulgar esta legislación, asegurando que México esté a la vanguardia en la protección y promoción del comercio electrónico.

Julián Torrado

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