Los efectos producidos por el cambio climático, la situación financiera global, así como diversos contextos sociales que enfrentan algunos países, nos han demostrado en estos últimos meses, que para hacer frente a los desafíos del mundo es necesario aprovechar el potencial de las asociaciones estratégicas entre la educación superior y las empresas. De esta manera se pueden diseñar estrategias integrales en las que la experiencia de la industria y el conocimiento de los centros educativos se combinan para dar resultados más eficientes y tangibles.
Es indiscutible que la educación es el motor del desarrollo de toda sociedad, pero por sí misma se ve limitada por una brecha que es necesario cerrar, ya que, al terminar una formación profesional, los egresados se enfrentan a una realidad que a veces es muy distinta a lo aprendido en las aulas.
Es necesario que esta formación esté retroalimentada por la experiencia externa, ofrecida en gran medida por las organizaciones empresariales. Llevar a cabo una colaboración de ‘Triple Hélice’ (academia, gobierno y sector privado) es de vital importancia para la creación de programas de estudio que permitan ampliar, a través de patentes industriales[1], las oportunidades de impacto de las investigaciones.
Además del cambio climático, existen diversas ‘mega tendencias globales’ como el cambio demográfico, la urbanización y la digitalización, mismas que se están convirtiendo en el motor de una serie de nuevos desafíos y oportunidades globales. Ante este escenario, será indispensable la preparación y el egreso de un grupo importante de especialistas que estén altamente calificados para desarrollar soluciones técnicas, que puedan ser implementadas de manera integral.
Para muestra, basta un botón
Humber College[2], una institución educativa ubicada en Toronto, Canadá, ha avanzado en la implementación de oportunidades académicas que promuevan una mayor sostenibilidad. Prueba de ello es el taller de creación de valor conjunto, en donde, en colaboración con Siemens, buscan generar ideas innovadoras para posteriormente delinear su implementación práctica. Dichos esfuerzos resultaron en la firma de un acuerdo de colaboración entre el sector académico y el conglomerado alemán, que favorecen al robustecimiento de los planes de estudio, mientras se amplía la investigación aplicada y las oportunidades de aprendizaje.
El fruto de este proceso también se proyectó al plano teórico-práctico, de manera que la Universidad aprovechó para definir las acciones que le permitieran cumplir sus objetivos de emisiones de carbono de alcance 1 y 2. Así, Humber aprovechó la experiencia en el campo, la tecnología de vanguardia y la amplia cartera ofrecida por Siemens para mejorar la participación de los estudiantes, al tiempo que se fomentó el intercambio de conocimientos en áreas específicas de interés mutuo.
Hoy en día, como consecuencia de estas acciones, en la Universidad se aprecia la implementación de innovaciones en automatización y optimización de infraestructuras, además de la creación de una microrred sustentable alimentada por recursos energéticos distribuidos que incluye el almacenamiento en baterías, así como estaciones de carga para vehículos eléctricos.
Un campo de oportunidad de múltiples facetas
El trabajo de Humber College con Siemens deja claro que el campo de oportunidad que puede ofrecer una alianza como esta presenta un abanico de posibilidades para colaborar. Y es que, a partir del trabajo conjunto, esta Universidad canadiense ha automatizado sus edificios, de manera que puede alcanzar sus objetivos de reducción de carbono, al tiempo que mejora sus costos operativos, así como la resiliencia del campus.
Además, han logrado optimizar el funcionamiento y uso de los equipos de calefacción, ventilación y aire acondicionado, lo que a su vez maximiza la rentabilidad y garantiza el cumplimiento de los estándares ASHRAE[3], proporcionando un ambiente interior saludable y cómodo.
No está de más mencionar que esta institución educativa ha logrado reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) gracias a la implementación y gestión inteligente de su novedoso sistema de microrred, integrado en gran medida por paneles fotovoltaicos en tejados, un conjunto ‘Smartflower’ y un sistema de almacenamiento de energía.
Finalmente es de reconocer la labor complementaria de un ‘Laboratorio Inteligente’, el cual utiliza una gran cantidad de datos proporcionados por la microrred del campus, dotando a los profesionales de una experiencia práctica única en estas tecnologías, lo que reduce la brecha de habilidades en la industria energética.
El futuro se torna retador, pero también toma matices esperanzadores si sabemos aprovechar el conocimiento académico y el potencial fresco que pueden ofrecer los nuevos talentos que se forman en sus aulas. Por ello, nada es mejor que garantizar que los egresados cuenten con las herramientas necesarias para poder cumplir con las demandas que como empresas requerimos para hacer frente a los mayores desafíos de la humanidad.
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