Las atenciones médicas son un tema delicado en cualquier país. Sobre todo cuando hablamos de calidad, accesibilidad y costos. Ante el complejo escenario que hemos vivido los últimos años, las enseñanzas han sido innumerables pero hay una que destaca: la tecnología es clave para brindar servicios de calidad.
A través del tiempo hemos visto como los datos están revolucionando el sector salud que conocemos, pero en durante la pandemia las instituciones sanitarias han experimentado, exponencialmente, el valor real de la información con su correcto análisis y procesamiento.
Hoy los datos son la materia prima para la toma de decisiones acertadas y el conocimiento de los pacientes. El IoT, la analítica y los datos están permitiendo avances reales en la causalidad de enfermedades por medio del entendimiento de patrones.
No obstante, para explotar y aprovechar el verdadero valor de esta información es fundamental no solo contar con soluciones tecnológicas avanzadas, sino también con una fuerza laboral más digital.
Como en todos los rubros, cuando se incluyen mejoras se necesitan nuevos profesionales que construyan una dotación interdisciplinaria. Y en la salud no es la excepción ya que además de médicos, radiólogos y enfermeros; se requieren ingenieros, científicos de datos o, al menos, personas con dominio en el acceso, uso y procesamiento de datos para lograr sacar el mayor provecho a la información disponible.
Ciertamente, la analítica, inteligencia artificial y el big data tiene millones de usos que aún no se dimensionan. Sin embargo, traducir los resultados de los motores de análisis de miles de millones de datos de pacientes para mejores decisiones y tratamientos, requiere de personal competente y capacitado para la función.
Hay que ser conscientes de que la tecnología no actúa por sí sola. Es un aliado de la labor humana que, de utilizarse de manera correcta, sus alcances no tienen límites. Y en un mundo post pandémico, las soluciones tecnológicas innovadoras con el personal capacitado cumplen un rol clave.
Hoy se necesitan más ingenieros con formación sólida en materia de transformación digital que se complementen con los profesionales de la salud. Los análisis pueden ayudar, pero solo si los procesos y las personas están siguiendo y ejecutando las decisiones.
Urgen equipos interdisciplinarios para explicar el alcance del resultado analítico y ser prescriptivos sobre cómo y cuándo aplicarlos en los pacientes.
La tecnología y la ingeniería tienden a resolver todo como un gran problema de números, pero especialmente para el cuidado de la salud, es más que eso, necesita conocimiento del dominio para asegurarse de que está tratando de optimizar los parámetros correctos.
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