La Declaración Universal de Derechos Humanos describe todos los derechos básicos de toda persona. Es una lista exhaustiva elaborada por personas de diferentes orígenes y niveles de experiencia, pero da por sentada una realidad de la cual muchos no gozan: la identidad. Muchos derechos se otorgan a un individuo porque nace, pero otros son difíciles de lograr sin una forma de identificación. Esa es la situación de casi 34 millones de personas en toda América Latina y el Caribe, de acuerdo con la iniciativa Identificación para el Desarrollo del Banco Mundial.
El conjunto de datos global de la iniciativa #ID4D (en español, identidad para el desarrollo) del Banco Mundial descubrió que aproximadamente mil millones de personas no pueden probar quiénes son. Esto tiene implicancias para los individuos, la sociedad y el país. Para el individuo, limita el acceso a los servicios básicos e inhibe su capacidad para construir un futuro de éxito económico y social. Para el país, significa que estas personas no pueden contribuir a la sociedad y perderán ingresos y crecimiento.
Las contradicciones de ‘brindar una identidad legal a todos, incluido el registro de nacimiento’ van más allá de los derechos y las oportunidades individuales: poder verificar de manera confiable la identidad de la población es fundamental para que los países presten servicios de manera eficiente, fortalezcan su capacidad para generar ingresos y fomenten el crecimiento en el sector privado.
La falta de identidad es un riesgo. Si no tienen una identidad legal, no “existen”: no tienen una nacionalidad, no están protegidos por el estado y no obtienen acceso a los servicios esenciales. Y las mujeres y los niños siguen siendo los que corren mayor riesgo y los que tienen más probabilidades de vivir sin ellos.
Superar los desafíos que enfrentan los países y las personas sin acceso a la identidad no es un proceso lineal. Requiere múltiples enfoques e inversiones que transformen la identidad de una entidad retenida o desconocida a una parte esperada de la realidad diaria.
Los países en desarrollo tienen dificultades para entregar documentos de identidad a toda su población. También luchan por mantener la administración. Sin embargo, a medida que las identidades legales se vuelvan digitales, se reducirán los costos de establecer y proporcionar una identidad, y se abrirá el camino hacia una administración digital más eficiente y menos costosa.
Existen organizaciones que están concentradas en ayudar con la implementación de programas de identificación digital en todo el mundo. El Banco Mundial está apoyando a más de 40 países en el diseño y el desarrollo de programas de identidad digital confiables, y ya se están viendo los resultados e información. Este trabajo está respaldado por los diez principios sobre Identificación para el Desarrollo Sostenible, una iniciativa que ha sido implementada por 25 organizaciones de diferentes sectores y países. En estos principios se establecen recomendaciones importantes a seguir para la inclusión, diseño y gestión de las soluciones siendo la confiabilidad, seguridad y privacidad elementos tecnológicos clave para su diseño. En este aspecto, Thales cuenta con soluciones para poder atender los siguientes principios:
Si bien no existe una solución definitiva para ningún país, en lo que respecta a combatir las complejidades de la inclusión y la identidad, existen mejores prácticas y una inversión constante. La pandemia destacó los beneficios de las interacciones digitales con las poblaciones y ha convertido en una prioridad el desarrollo de las infraestructuras adecuadas para respaldar las identidades digitales.
Tomará años construir las infraestructuras y, por ahora, en paralelo, se requiere acelerar el registro de la identidad. Para que sea eficiente y ágil, no hay un enfoque de ‘una solución que se adapte a todos’, pero es necesario adaptar la implementación al contexto y las capacidades de los diferentes grupos poblacionales. El registro proactivo es esencial, sin esperar a que las personas lo hagan por sí mismas, y trabajando con socios confiables en el desarrollo de identidades digitales que no dejen a nadie atrás.
Esta infraestructura es variable en cada país, así como los elementos requeridos en cada propuesta de solución. Todas coinciden con el uso de biometría como un elemento clave y el aprovechar las tecnologías de computo, portabilidad y conectividad disponibles para hacer que el registro, incluso en lugares lejanos sea eficiente como un inicio para la posterior emisión de la identidad a cada habitante y su utilización en los trámites y servicios tanto públicos como privados.
Gracias a su experiencia en identidad digital, Thales ha implementado soluciones de identificación (documentos de identidad, identidad digital, registros de población, sistemas de votación, etc.) en todo el mundo, y puede ofrecer una solución de identidad holística y singular, probada, completa, modular y segura. Thales también puede proporcionar los elementos básicos y las herramientas necesarias para ayudar a los gobiernos a desarrollar, mantener y elaborar sus propias soluciones a largo plazo.
Por Anthony Cusimano, Director de Marketing Técnico en Object First.
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