El comienzo de este siglo estuvo marcado por una serie de cambios sin precedentes en la economía mundial. Los acontecimientos que desencadenaron la crisis de globalización en 2008 y el reciente estallido de la pandemia de COVID-19 transformaron el comercio internacional e impulsaron el desarrollo de nuevos patrones de fabricación como resultado de los desafíos enfrentados en la logística y la cadena de suministro. Así, varias empresas globales se dieron cuenta de que basar sus operaciones en una única zona geográfica podría tener importantes consecuencias en tiempos de crisis, y empezaron a optar por el nearshoring.
El nearshoring consiste en transferir parte de las operaciones comerciales de una empresa a un país geográficamente cercano con el objetivo de facilitar el movimiento de mercancías hacia los mercados finales y reducir los costos de transporte. También ofrece otros beneficios que, de hecho, la han convertido en una práctica popular entre las corporaciones líderes, incluidos procesos de logística y transporte optimizados y un mayor potencial para la diversificación del riesgo de futuras crisis de interrupción de la cadena de suministro.
¿Cuál es el escenario en América Latina?
La región latinoamericana es una de las zonas más competitivas para el nearshoring, no sólo para las empresas estadounidenses y canadienses, sino también para las europeas, ya que ofrece la combinación perfecta de ambas por su proximidad geográfica y mercados financieros maduros para prestar servicios a sus clientes. Además, con los crecientes costos operativos en países como China, cada vez más empresas están optando por el nearshoring en América Latina como una forma de permanecer más cerca de sus mercados objetivo.
De acuerdo con cifras proporcionadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las oportunidades de nearshoring en la región impulsarán las exportaciones de bienes y servicios en aproximadamente 78 mil millones de dólares en el corto y mediano plazo; los países que más se beneficiarán de este modelo de negocio son México, con un crecimiento de las exportaciones de 35 mil millones de dólares; Brasil, con casi 8 mil millones de dólares; y Argentina, con 4 mil millones de dólares.
A pesar de que se trata sólo de estimaciones, cabe mencionar que algunos países ya se han beneficiado enormemente del nearshoring. Tal es el caso de Panamá, donde se implementó un esquema para el Establecimiento y Operación de Empresas Multinacionales de Prestación de Servicios Relacionados con la Manufactura (EMMA) con el principal objetivo de ofrecer sitios seguros y competitivos para empresas extranjeras que busquen reubicar sus operaciones de manufactura en su territorio.
Ejemplos muy claros también como la planta de BMW instalada en 2019 en San Luis Potosí, México, atrajo a los principales proveedores de la ensambladora alemana a instalarse en la zona, lo que supuso un incremento del 75% en el valor de la producción local. Como resultado, tres cuartas partes de los vehículos que se venden en México y países vecinos provienen de procesos y piezas fabricados en esta localidad específica.
México y algunos de sus retos por vencer con perspectiva positiva
Principales desafíos de este modelo de negocio
El hecho de que América Latina se encuentre en zonas horarias similares a las de Estados Unidos y Canadá y que comparta ciertos rasgos históricos, sociales y culturales ha dado un mayor impulso al nearshoring. Sin embargo, hay una serie de desafíos que enfrenta esta región.
El principal obstáculo es la mala reputación que enfrentan varios países latinoamericanos en materia de seguridad y corrupción, que ha ido en aumento en los últimos años. Esto, a su vez, puede eclipsar las muchas ventajas que ofrece la región. De hecho, muchas empresas extranjeras buscan diferentes opciones de nearshoring por miedo a sufrir violencia y perder parte de su inversión.
Atraer el talento adecuado para llevar a cabo las operaciones de la empresa también puede representar un gran desafío para las empresas extranjeras. Si bien varios países latinoamericanos cuentan con universidades de clase mundial reconocidas por sus programas de ciencias e ingeniería, que son los principales campos en los que se necesita personal, lo cierto es que en varias zonas de la región la pobreza es tan prevalente que, como resultado, no se cumplen los estándares académicos que estas empresas exigen.
Por último, muchas empresas ya han perdido millones de dólares durante los recientes acontecimientos mundiales y debido al aumento de la inflación, por lo que trasladar sus operaciones a una nueva ubicación es inviable. Es por eso por lo que el BID se ha ofrecido a ayudar a cubrir los costos de aquellas empresas que deseen realizar un nearshore en América Latina.
Esta estrategia es crucial para las empresas extranjeras y sus operaciones, por lo que en los próximos años seguirá prevaleciendo un escenario favorable para el nearshoring en América Latina.
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