La Inteligencia Artificial y los Nuevos Humanos

Muchas tecnologías desarrolladas a lo largo del tiempo se canalizaron para el bien de la humanidad. Uno de los ejemplos más clásicos es el desarrollo de tecnología atómica que generó diversos beneficios para la humanidad, desde equipos médicos hasta de generación de energía. La inteligencia artificial también es una tecnología que debe entenderse muy bien y aplicarse de la mejor manera posible a la humanidad.

Uno de los pensadores contemporáneos, Yuval Harari, autor del libro Sapiens, dice que el ser humano, homo sapiens, como lo conocemos hoy, desaparecerá en un siglo más o menos, y este pensamiento tiene que ver con el impacto de la tecnología y, principalmente, la digitalización del ser humano en nuestra mente.

Una de las cosas que Charles Darwin no anticipó en su teoría es que el propio ser humano cambiaría el medio ambiente muy rápidamente, y con velocidad creciente. Hoy tenemos y vivimos en entornos virtualizados, lo que acelera enormemente nuestra demanda de adaptación.

Según estudios, el ser humano recibe, por segundo, alrededor de 11 MB de información. Esto equivale a más de un CD de almacenamiento por segundo y, en el pasado, se creía que esta cantidad de información era incluso menor, 2 MB por segundo, equivalente a un disquete, pero con la digitalización, con la cantidad de información a la que estamos expuestos, esta información aumentó drásticamente.

Nuestra capacidad para comprender, pensar y aprender se ha ampliado, ya que cada vez es más difícil recopilar toda esta información y procesarla. Vale la pena mencionar que los humanos normales podemos procesar de 5 a 7 variables al mismo tiempo. Esta es una limitación física. Es posible que el ser humano del futuro, como dijo Yuval, tenga la capacidad de procesar más variables.

Una computadora que pueda tener esta percepción del mundo y procesar toda la información ciertamente tendría la capacidad de analizar el mundo mucho más poderosamente que nosotros.

Veremos que la inteligencia artificial (IA) consta de diversas tecnologías que nos permiten dar forma al mundo. Hay dos tipos de inteligencia artificial en la actualidad que podemos clasificar: inteligencia artificial débil o estrecha, e inteligencia artificial amplia o fuerte.

Un ejemplo de IA estrecha son los propios asistentes virtuales; alguien podría decir que ‘no, es inteligencia artificial amplia, porque tiene reconocimiento de voz, realiza algunas actividades’. Aun así, tiene una aplicación específica, no tiene lo que vemos, por ejemplo, en las películas de Hollywood, que sería una inteligencia artificial amplia, donde podemos reproducir, no sólo la inteligencia humana, sino el comportamiento humano en sí.

El mapeo del comportamiento humano a través de la IA abre un gran camino para el área de la medicina, la psicología, el comportamiento humano, el marketing, etc.

Esto nos lleva a una cuestión filosófica. Hay una línea de pensamiento de Daniel Dennet de 1942, que dice que la mente humana está separada del cuerpo y que el cerebro es como una computadora altamente sofisticada, producto de la evolución humana. Dennet decía que no hay una diferencia real entre algo que está consciente y algo que parece estar consciente.

Entonces, en ese tren de ese pensamiento, Dennet dice que sí, las computadoras pueden tener conciencia. Cuando entramos en esa situación, es una condición o pensamiento ético que esta computadora, una vez consciente, también está sujeta a derechos y responsabilidades, que es un punto que la ingeniería informática llama “singularidad”. La singularidad, cuando el sistema artificial toma conciencia, se convierte en un ser teóricamente vivo.

Hay otra línea que dice que las computadoras se diferencian de los seres humanos, porque los seres humanos tienen intención. En cada acción, el ser humano, consciente o no, tiene una intención subyacente y en cambio las computadoras son completamente sintácticas, es decir, en términos de simbolismo, no tendrán nada que pueda conducir a un estado de conciencia.

Los humanos no diferencian inconscientemente lo artificial de lo real. Una cosa es ser, otra es aparecer. Por eso tenemos que ser muy cuidadosos y éticos a la hora de evolucionar con la inteligencia artificial.

¿Podremos alguna vez entender mejor el cerebro con una computadora, podríamos desarrollar algo que pueda intuir, es decir, que realmente pueda crear, sin replicar el conocimiento, es decir, desarrollar conocimiento, en lugar de aprender?

Creo que esta es una respuesta que nadie tiene, porque, como dije, la inteligencia es algo que hay que explorar.

Lo que estamos pasando hoy con respecto a la inteligencia artificial es una evolución o es una revolución. Según Yuval, el homo sapiens dejará de existir, se convertirá en otro ser.

Creo que es una cuestión de cómo gestionaremos el uso de esta tecnología, que nos dará la claridad para seguir avanzando y nutrirla con beneficios para los nuevos humanos.

Redacción Silicon Week

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