La firma electrónica se compone por códigos encriptados, información circunstancial y biométrica, además de estar en todo momento bajo el exclusivo control del usuario. Estas tecnologías hacen que resulte complicada su falsificación .
La tecnología con la que están desarrolladas las firmas electrónicas permite que estas resguarden información (circunstancial y biométrica) que facilitan la identificación de los participantes de un contrato. Además, certifica el momento de firma, haciéndolo inalterable y válido frente a cualquier autoridad. De conformidad con el Código de Comercio, una Firma Electrónica Avanzada debe mantenerse bajo el exclusivo control del firmante.
“Primeramente, es importante hacer la distinción entre una firma convencional y una electrónica. La primera consta del trazo autógrafo, mientras que la segunda está conformada por códigos informáticos y un certificado digital que dan certeza de la identidad del usuario y que el documento que se ha firmado no ha sido alterado desde su aceptación. A las firmas electrónicas, además, puede añadirles un nivel extra de seguridad conformado por mecanismos biométricos como podrían ser una declaración en video, o la extracción de datos de la identificación oficial del participante”, explica Ignacio Bermeo, fundador y director general de TRATO.
Hoy en día, los contratos digitales utilizan la biometría, conjunto de técnicas empleadas para verificar la identidad de las personas a partir de sus características fisiológicas o su comportamiento. Gracias a que cada ser humano cuenta con rasgos únicos, se puede utilizar la fisiología para identificarse frente a otras personas. Así, poseemos rasgos físicos y desarrollamos patrones de comportamiento que nos distinguen de otras personas.
“Los sistemas biométricos actualmente son empleados para optimizar distintos procesos de la vida diaria como apertura de cuentas bancarias, compras por internet, checar el horario en el trabajo, desbloquear nuestro dispositivo móvil y nuestra computadora, entre otras cosas”, apunta Bermeo.
En el caso de un intento de falsificación de la firma electrónica, al utilizar diversos elementos tecnológicos de autenticación de la identidad, así como certificaciones de autoridad respecto a los elementos de esa firma; es posible detectar los intentos de alteración de la misma. Por lo anterior, aún cuando se pretenda llevar a cabo la alteración de la firma, estas tecnologías permiten primero determinar con base en la verificación del documento electrónico original, si el documento se encuentra alterado o no, además, es posible presentar el documento o contrato original al juez o autoridad para que compruebe cuál es la firma y versión del documento válida.
Por Anthony Cusimano, Director de Marketing Técnico en Object First.
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