Aún hay muchas personas en América Latina que no tienen ningún tipo de acceso a algún servicio financiero digital, a causa de las grandes diferencias sociales existentes en esta región. Y esa inclusión financiera de la que cada vez se habla más supone una gran oportunidad para grandes empresas y futuros emprendedores conocedores del sector fintech.
Es común que las poblaciones de menos recursos, en una región donde una gran mayoría de la población trabaja de manera informal, suelen realizar transacciones financiera de mano a mano, sin pagos de impuestos o facturas. Esto las deja fuera de un sistema que, a la larga, podría reportarles recursos adicionales (véase la ganancia de intereses cuando una persona puede guardar sus ahorros en una entidad bancaria, por poner un ejemplo).
En 2014 se calculaba que alrededor de 185 millones de personas en América Latina permanecen sin acceso a los servicios financieros formales. El acceso de los hogares más pobres está por debajo del promedio mundial de las economías en desarrollo (48%). Más aún, el acceso sigue siendo irregular dentro de la región y de cada país,donde los municipios más pobres y rurales siguen estando mayormente desatendidos. En Bolivia, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Perú, los niveles de acceso en áreas rurales está por debajo del 40%, de acuerdo con un estudio del BID.
Además, no hay que olvidar que el uso de Internet en dispositivos móviles ha hecho que más personas puedan acceder a la Red de Redes (aunque la brecha digital es otro gran reto a afrontar) y esta ofrece muchas oportunidades a emprendedores para desarrollar nuevos proyectos que permitan realizar pagos móviles, transferencias de dinero a través de dispositivos digitales o cualquier otra operación similar.
Se estima que el 51% de la población adulta de América Latina tiene una cuenta abierta en una institución financiera u otro mecanismo formal, cifra muy cercana al promedio de 54% de las economías en desarrollo a nivel mundial.
Hace unos días se celebró en la Ciudad de México el evento de nombre FinnoSummit que organiza Finnovista y en este se pudieron presentar diversos proyectos privados que buscan la inclusión financiera. El encuentro fue testigo de iniciativas muy interesantes y que, muchas de ellas, ayudarían a facilitar la vida de los ciudadanos de América Latina. Los dos ganadores del premio BBVA Open Talent, galardón que se concedió, en el encuentro, fueron Alegra y Kobra.
Durante el encuentro, Miguel Herrera de Quona Capital, emprendimiento que trabaja por la inclusión social y financiera habló sobre la necesidad de dar acceso a los ciudadanos de una gama completa de productos financieros de calidad a todos los que puedan usarlos y a través de un modelo comercial. Y es que, en la región de América Latina, recordaba Gerardo Obregón de Prestadero, que está extendida la “práctica de concesión de créditos privados, entre vecinos, pero se hacen a intereses altísimos, aprovechándose así de la necsidad de las personas”. Por ello, hay diversos modelos de microfinanzas, centrados en crear vehículos a través del que catalizar proyectos innovadores y no atendidos.
De acuerdo con Herrera, “en los países con ingresos bajos o medio bajos tienen menos acceso a las soluciones fintech. Necesitan los ciudadanos una amplia gama de servicios financieros más allá: como microhipotecas o microcréditos estudiantiles o de salud o para emergencias y que se ofrezcan a intereses asequibles”. Esto, además de representar una gran oportunidad de mercado. requiere que los reguladores y gobiernos no lo pierdan de vista y han de jugar un rol importante para que las prácticas que se den sean correctas.
A finales de 2014, un estudio de la unidad de inteligencia de The Economist y titulado reporte Global Microscope 2014 demostraba que Perú y Colombia son los países que más facilidades ofrecen en cuanto a microcréditos, con el objetivo de ayudar a financiarse a la población más pobre.
Colombia lleva desde 2006 con un programa bautizado como Banca de las Oportunidades (BdO) con el objetivo de promover la inclusión financiera buscando equidad social y cuya administración fue asignada al Banco de comercio Exterior (Bancoldex). Entre otros asuntos, promueve la “creación e implementación en Colombia de la metodología de Grupos de Ahorro y Crédito Local (GACL), ampliamente desarrollada en África y Asia desde la década de los noventa, con el objetivo de educar financieramente a la población sin acceso a
servicios financieros y promover el ahorro y el crédito”, como explica un informe oficial.
Por su parte, México presentó el pasado mes de junio su Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), la cual mejorará el acceso a los servicios financieros para esa más de la mitad de la población que actualmente se encuentra fuera del sistema financiero formal y regulado. Como publicaba el Banco Mundial, el 44% de los adultos mexicanos posee una cuenta bancaria, de acuerdo a la recientemente publicada Encuesta Nacional de Inclusión Financiera. Se espera que México pueda amplificar la efectividad de sus actuales esfuerzos de inclusión financiera, permitiéndole a 29 millones de adultos tener acceso a una cuenta de operaciones y otros servicios financieros. Otras intervenciones, como liberar el entorno legal y normativo, pueden ayudar a brindar acceso a 35 millones de personas que actualmente ahorran o realizan pagos fuera del sistema financiero formal. Además, la digitalización de las transferencias en efectivo de tipo Gobierno a Persona (G2P) puede alcanzar a 6 millones de personas que actualmente reciben su ayuda de gobierno o salarios en efectivo.
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