Con frecuencia hablamos de Edge y de Edge digital en los artículos sobre la interconexión, pero hoy pensé que sería útil dar un paso atrás y explorar lo que esos términos significan en acción. Esto sería mucho más sencillo si el Edge no fuera un blanco en movimiento. Cada vez que las circunstancias empresariales o sociales cambian, como el impacto que tuvo la pandemia del COVID-19 en los empleados que ahora trabajan desde casa, aparecen nuevos casos de uso de Edge.
Nuestra economía digital global se encuentra en un periodo de convergencia masiva que está unificando la tecnología física y virtual, los ecosistemas digitales y empresariales y a los usuarios dentro y fuera de los centros de datos. Ya sea un vehículo autónomo que envía nuestros datos telemáticos a la aseguradora o un paciente que se comunica con su médico a través de una aplicación de telemedicina en una tableta, algo es indudable: mientras más directa y segura sea la interconexión entre la tecnología subyacente y la terminal (persona, dispositivo o aplicación), mejor será el rendimiento y la experiencia de usuario.
El Borde (Edge) no es algo nuevo. El Edge Computing existe desde los años 90, cuando las redes de distribución de contenido (CDN, por sus siglas en inglés) proporcionaban contenido en línea (videojuegos, video, etc.) más cerca de los usuarios para reducir la latencia y mejorar el rendimiento. Desde entonces, se ha vuelto sumamente claro que las aplicaciones sensibles a la latencia requieren estar cerca de las cosas que las utilizan. Estas aplicaciones incluyen pagos digitales, colaboración y comunicaciones unificadas (UCC, por sus siglas en inglés) y automatización e inteligencia artificial en todos los campos. Y no solo requieren cercanía a los usuarios: las aplicaciones sensibles a la latencia también necesitan estar lo más cerca posible de los sistemas, las aplicaciones y las nubes privadas y públicas que las soportan. Gartner estima que “En el 2022, más del 50 % de los datos generados por las empresas se crearán y procesarán fuera del centro de datos o de la nube”.
El cómputo móvil/inalámbrico ha permitido que el IoT, los teléfonos inteligentes, la televisión por Internet, los robots, los vehículos conectados y los sistemas de realidad aumentada y virtual se conviertan en la norma. Sin embargo, la capacidad de conectarse a ellos a través de lo que los operadores han denominado “la última milla” (entre la red corporativa y los usuarios) es fundamental para su éxito. Esto significa que las compañías no pueden enfocarse en solo desarrollar productos, sino que también necesitan saber cómo conectar esos productos entre los usuarios y las plataformas digitales de Edge que los hacen tan valiosos.
A continuación, se muestran algunos de los casos de uso del Borde (Edge) más importantes que están definiendo y redefiniendo el Borde:
Anticipamos que Edge continuará evolucionando a medida que surjan casos de uso nuevos como las soluciones bare metal, los microcentros de datos y los servicios digitales distribuidos, tales como la programación de sistemas como servicio, entre otros.
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