La consultora McKinsey dio a conocer los resultados de su estudio Un Futuro que Funciona: Automatización, Empleo y Productividad, según los cuales la mitad de las actividades remuneradas son suceptibles de automatizarse para 2055, sin embargo advierte que dependiendo de varios factores esta situación podría ocurrir hasta 20 años antes aunque también deja claro que la fuerza laboral de los humanos seguirá siendo indispensable en tareas estratégicas y ambientes poco predecibles.
“Como ya lo ha hecho a lo largo de la historia, la automatización también contribuye a mejorar la productividad. En épocas donde el crecimiento de la productividad es mediocre puede dar el impulso necesario para el crecimiento económico y la prosperidad así como ayudar a compensar el impacto de la disminución de la población en edad de trabajar en muchos países. A partir de nuestro modelado de escenarios, estimamos que la automatización podrá aumentar el crecimiento de la productividad a nivel mundial de un 0.8 a un 1.4 por ciento anualmente”, se lee en la presentación del estudio.
Los sectores donde las nuevas tecnologías pueden tener mayores impactos son manufactura, alojamiento, agricultura, transporte, alimentación, almacenamiento y comercio al menudeo, donde la fuerza de trabajo requieren con un set de habilidades medias. Asimismo se establece que menos del 5% de las profesiones pueden ser automatizadas en su totalidad, el análisis incluyó a más de 2 mil actividades laborales en más de 800 profesiones en 46 países.
Dentro de la región, el estudio destaca cuatro economías donde la automatización estaría sobre el promedio en sus proyecciones: Perú (53.2%), Colombia (53%), México (51.8%) y Costa Rica (51.7%). Llama la atención que las economías más desarrolladas tienen una menor cantidad de puestos que potencialmente desplazaría la tecnología, por ejemplo Noruega, Reino Unido y Francia, que se ubicarían entre 42 y 43%, o Estados Unidos con 45.8%.
A nivel global son alrededor de 1,100 millones de puestos de trabajos los que podrían ser sustituidos, pero “el ritmo y alcance de la automatización y por tanto su impacto en los trabajadores variará dependiendo de las actividades, profesiones, salarios y niveles de habilidad. Muchos trabajadores continuarán trabajando en conjunto con las máquinas conforme se automaticen parte de sus actividades”, concluye el estudio de McKinsey, al tiempo que explica que esperan un fenómeno similar a lo ocurrido con la introducción de tecnología en el sector agrícola, que generó la creación de nuevas actividades y posiciones.
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