En el siglo IV a.C. Aristóteles definió la techné como una habilidad o destreza para realizar algo de manera efectiva y eficiente, adquiriéndose a través de la práctica y la experiencia. En su obra “Ética a Nicómaco”, la ubica en el contexto de la virtud y la excelencia, y la describe como una capacidad para producir un resultado específico a través de la acción y la elección adecuada de los medios. Así, la habilidad para manejar la tecnología digital del siglo XXI es una versión moderna de la techné aristotélica, siendo parte fundamental de la vida actual y transformando la manera en que interactuamos con el mundo.
Una arquitectura tecnológica no puede ser ajena al contexto del problema real que tiene que resolver y es allí donde adquiere especial relevancia la “verticalización” de las soluciones digitales. Es igualmente importante el dominio técnico de las herramientas que el entendimiento de la problemática de negocio. La innovación, en este sentido, implica la asimilación de conocimiento adquirido, para ponerlo en beneficio de problemáticas nuevas cuando la tecnología es la principal herramienta en su proceso de solución y la gestión del cambio su catalizador.
Un entendimiento y posterior modelado sistémico de la justicia, la educación, la salud, la energía, el desarrollo urbano sostenible, la prevención de desastres y muchas otras verticales, permiten dimensionar problemáticas, aislarlas y plantear diseños tecnológicos para contribuir a resolverlas. Algunos ejemplos de este argumento son:
· Disminuir fugas y fallos técnicos en las líneas de transmisión eléctrica a través de sensorización inteligente, ciberseguridad y colaboración digitalizada
· Mejorar experiencias educativas y de aprendizaje con entornos de educación híbrida que contribuyan a la innovación pedagógica
· Favorecer la cercanía de especialistas y pacientes a través de la telemedicina, creando puentes de inclusión social
· Optimizar el complejo proceso de procuración de justicia con mayor y mejor acceso a la información y al desahogo de pruebas y juicios en entornos digitalizados
· Aumentar la productividad del comercio detallista a través de la microsegmentación, la información oportuna y la alta disponibilidad de los sistemas
La tecnología es, en el siglo XXI, así como la techné clásica, amalgama de conocimiento y habilidad práctica que resulta esencial para producir resultados efectivos y beneficiosos para la sociedad, mejorando la vida de las comunidades.
En Cisco, a través del programa de inversión en la digitalización de los países, – Country Digital Acceleration, CDA por sus siglas en inglés-, seguimos creando para el sector público, privado y académico del país, puentes tecnológicos entre los más diversos desafíos de las sociedades actuales y las soluciones digitales especializadas para resolver las problemáticas eficazmente.
El programa de inversión global de Cisco CDA inició en 2015 y desde entonces se ha implementado en 44 países, entre ellos México, quien ingresó en 2016. En el país se han llevado a cabo más de 90 proyectos pro bono, contribuyendo en la transformación digital en verticales como salud, educación, comercio minorista, manufactura y finanzas. CDA ha permitido, entre otras cosas, impulsar la educación híbrida, brindar habilidades digitales a las mujeres o contribuir en el fortalecimiento de la ciberseguridad del país. CDA representa los intereses más genuinos de Cisco en México, trabajando con el sector público, privado y educativo con el compromiso de impulsar un futuro inclusivo para todas y todos.
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