Poco a poco, IBM va dando pequeños pasos de gigante en una de sus investigaciones sobre nanotecnología más interesantes, la que atañe la sustitución de los microprocesadores de silicio por los nanotubos de carbono.
Es cierto que las diferencias con los miles de millones de componentes contenidos en los procesadores actuales todavía son notables, pero este avance en las técnicas de producción suponen un garante de la viabilidad de la nueva tecnología a escala comercial.
Y también implican una evolución frenética respecto a las pautas marcadas por la famosa Ley de Moore, que establece que el número de transistores de un chip se duplica cada 18 meses.
¿Qué ofrecen los nanotubos de carbono frente al tradicional silicio? Mayor conductividad de la electricidad y escalas más reducidas, además de una forma cilíndrica rodeada por átomos de carbono que es perfecta para actuar como transistor. Y, a partir de ahora, un método viable y más o menos económico para su fabricación, ya que IBM ha conseguido reproducir su última pieza siguiendo técnicas de producción de semiconductores estándares.
Eso implica que, en caso de calar entre la industria, los fabricantes no tendrían que invertir grandes cantidades de dinero en modernizar sus máquinas, sino que podrían seguir utilizando las actuales sin mayores problemas.
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