El disco compacto o, lo que es lo mismo, el soporte digital óptico conocido por las siglas de CD que sirve para almacenar todo tipo de información, desde documentos hasta audio, vídeo e imágenes, cumple hoy 30 años a la venta.
Se trataba del álbum “52nd Street” del cantante Billy Joel, el primero que dio el salto de los vinilos a este novedoso formato. Consciente de las posibilidades del invento, Sony también fabricó un reproductor especial para discos compactos que recibió el nombre de CDP-101. Por aquel entonces pesaba más de 7 kilos y costaba más de 2.000 dólares, por lo que no todo el mundo podía permitirse el capricho de comprar uno.
Poco a poco, el CD fue cavando la tumba de las míticas cintas de casete y los tradicionales disquetes en la industria musical y el mundo de la informática, convirtiéndose en el formato más popular para registrar audio y vídeo. Se calcula que en 1988 se producían unos 100 millones de unidades anuales y que en 1992 la cifra alcanzaba ya los 300 millones.
Hoy en día, su uso ha entrado en declive por la popularización de soportes más pequeños, el auge del cloud computing y la invención de la memoria Flash.
Por Anthony Cusimano, Director de Marketing Técnico en Object First.
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