Una de las grandes limitaciones de todo dispositivo tecnológico, tanto a la hora de diseñar su tamaño como a la hora de usarlos, es la batería que proporciona su alimento desde el interior.
Ahora, gracias a la sustitución de los iones de litio por zinc en la parte del ánodo de la batería, una startup californiana llamada Imprint Energy ha conseguido superar dichas limitaciones en materia de rigidez.
Este ánodo es combinado con un electrolito de polímero sólido y un cátodo hecho de óxido de metal, según explica GigaOM y recogen nuestros compañeros de The Inquirer, que permite además desarrollar baterías recargables, más baratas y más respetuosas con el medio ambiente.
Y todo gracias a que las nuevas baterías evitan el gran encapsulado empleado en las de litio para evitar el contacto de este material con el exterior.
Aunque la mayor cualidad del producto de Imprint Energy es sin duda su espesor de tan sólo unas pocas micras, tan pocas como las que rigen el tamaño del cabello humano. Esto posibilitará el lanzamiento de dispositivos mucho más finos que los que copan hoy en día los mercados.
Por último, los responsables del invento han conseguido producir este tipo de batería utilizando una tecnología estándar de impresión para moldearlas con formas variadas, en vez de recurrir al tradicional revestimiento de láminas.
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