Investigadores de la Universidad de Berkeley han descubierto un sorprendente avance que podría convertir lo que a primera vista parece basura en un nuevo tesoro para el desarrollo de infraestructuras de energía solar.
Estas uniones se crean mediante un proceso conocido como dopaje y, en esta ocasión, se ha conseguido recurrir a la electricidad para generar fuerza motriz en vez de a la química. Esto significa que cualquier material capaz de conducir energía puede ser dopado exitosamente por barato o delicado que sea, incluidos los sulfuros y fosfuros.
Por ejemplo el óxido cuproso (Cu2O) es, según el estudio Screening-engineered Field-effect Solar Cells, “un semiconductor muy abundante, pero difícil de dopar” que con la nueva técnica “ha aumentado un 60% su eficiencia”.
“Es hora de darle un buen uso a los materiales malos”, ha comentado el físico Alex Zettl, uno de los investigadores que ha participado en el experimento. “Esta tecnología nos permite dejar a un lado la dificultad de adaptar químicamente muchos semiconductores no tóxicos abundantes en la tierra y, en su lugar, adaptarlos con la simple aplicación de un campo eléctrico”.
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