Durante los Juegos Olímpicos que se están desarrollando en la ciudad de Londres, las Tecnologías de la Información no sólo se ponen al servicio de los atletas o la prensa. Los organizadores están acostumbrados desde hace años a recopilar todo tipo de información susceptible de ser analizada, desde los tiempos, resultados, velocidades, promedios… hasta la temperatura, velocidad del viento o las posibilidades de lluvia.
En esta ocasión y teniendo en cuenta los problemas de transporte que suele experimentar Londres, las autoridades también están intentando sacar el máximo partido a todos esos datos que llegan desde múltiples sensores situados en la ciudad. Desde hace meses han estado estudiando la información para tratar de asegurar que el esperado aumento del 25% de los pasajeros no colapsará los sistemas de transporte.
Un ejemplo de ello es el sofisticado sistema instalado en la infraestructura londinense, SCOOT (Split, Cycle, Offset Optimisarion Technique), diseñado para monitorizar todos los controles del tráfico y optimizarlo en función de la congestión que exista en cada zona. Los sensores utilizados habitualmente se han extendido a más de 2.100 localizaciones críticas de la ciudad de Londres.
En el caso de los semáforos (más de 1.300 en la capital británica), es posible modificar su estado en tiempo real en función del tráfico que exista en cada lugar. Por ejemplo, si se detecta una calle con tráfico excesivo se aumenta el tiempo de los semáforos en verde para tratar de mitigar el problema, manteniendo en rojo los relacionados.
Los conductores también pueden hacer uso de aplicaciones como Inrix Traffic, que utiliza múltiples fuentes de datos para ayudarles a tomar otros caminos menos congestionados, todo ello también en tiempo real.
Sin embargo, no todas las ideas para mejorar la fluidez del tráfico rodado y peatonal han tenido éxito. Es el caso de la recopilación ‘anónima’ de datos de los usuarios de dispositivos móviles para aumentar la eficacia de determinados servicios públicos, algo que nunca llegó a ponerse en práctica para evitar problemas derivados de la privacidad.
En el apartado de seguridad, las autoridades londinenses también están haciendo uso de Big Data para evitar cualquier tipo de amenazas. Obviamente, muchas de las técnicas utilizadas no se han hecho públicas. Lo que sí sabemos es que ahora es posible cruzar múltiples fuentes de datos heterogéneas para sacar conclusiones hasta hace poco tiempo impensables. El hardware existe, el software también, por lo que ese cruce de información es un hecho, y también es oro para los responsables de analizarla.
Un claro ejemplo de ello es el del control de los viajeros que llegan a los distintos aeropuertos. Sus datos personales son analizados y puestos a disposición de Scotland Yard de forma inmediata.
En definitiva, el análisis de los grandes volúmenes de información que se están generando durante las Olimpiadas es, sin ningún género de dudas, el más exhaustivo llevado a cabo por las autoridades para este tipo de eventos.
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