En la primera parte de este reportaje analizamos la intención de Microsoft de deshacerse de la perenne etiqueta de “gigante del software” para convertirse también en proveedor de servicios. Ahora hacemos lo mismo con la segunda de sus pretendidas facetas: la de fabricante de dispositivos.
El hardware: Las tabletas
En la categoría de las tabletas (y los híbridos convertibles), la empresa más famosa de Redmond se ha asociado con firmas como Acer, Asus, HP, LG, Lenovo, Samsung, Sony o Toshiba, entre otros. Aquí cuenta también con su su propia propuesta, el tablet Surface que ha desembarcado en hogares y empresas en dos modelos bien diferenciados. Por una parte, se encuentra Surface RT, un gadget con arquitectura de ARM Holdings, sistema operativo Windows RT y reducidas dimensiones de tan sólo 9,3 milímetros de grosor y 676 gramos de peso. Por la otra, se ha lanzado Surface Pro que cambia el chip Cortex por un Intel Core i5 x86 y la versión light del sistema operativo de Microsoft por un Windows 8 compatible con aplicaciones legadas y el conjunto completo de Office. Sus números respecto a la anterior son 13,5 milímetros y 907 gramos, respectivamente.
El hardware: Los smartphones
Si Microsoft ha entrado de lleno en el segmento tablet, no iba a ser menos en el de los teléfonos inteligentes. Puede que la asociación con Nokia esté tardando en dar sus frutos más de lo esperado y Microsoft haya reaccionado tarde, pero eso no quiere decir que esté todo perdido. Sobre todo ahora que Windows Phone ha conseguido arrebatarle a una atribulada BlackBerry el tercer puesto en el ranking de sistemas operativos para smartphones. A día de hoy, siete de cada cien smartphones vendidos vienen con la versión móvil de Windows instalada de fábrica cuando hace un año eran menos de la mitad. Se trata básicamente, o en un 79% de los casos, de terminales Lumia. A éstos y a las propuestas de HTC y Samsung se podría sumar muy pronto un Surface Phone, esto es, el propio smartphone “made in” Redmond, ya que cada día que pasa son más fuertes los rumores que aseguran que Microsoft está probando con proveedores asiáticos un prototipo con pantalla de hasta 5 pulgadas.
El hardware: Xbox y ultrabooks
Una tercer pilar en este despliegue de hardware tiene forma de consola y se llama Xbox One. Hace una semana, Microsoft presentaba esta revisión de su dispositivo para el hogar que integra juegos, entretenimiento y televisión, todo en uno. Aunque eso no es todo: su capacidad para reconocer y responder a comandos de voz del usuario posibilita también encender el aparato con sólo decir “Xbox, on”, pasar de una aplicación a otra, comprar entradas por Internet, chatear o realizar videoconferencias con grupos de amigos por Skype y consultar las estadísticas de un partido que está siendo retransmitido, entre otros casos de uso multitarea. Y es que la nueva Xbox ejemplifica perfectamente el viraje que la compañía co-fundada por Bill Gates y Paul Allen está intentado acometer, apostando por los contenidos digitales en un hardware potente con 8 núcleos de procesador, 8 GB de memoria RAM y 500 GB de almacenamiento interno, conexión Wi-Fi y reproductor Blu-Ray. Y, como no podía ser menos, el mando clásico y el sensor de movimiento Kinect también han sido rediseñados.
Renovarse o… renovarse
Por supuesto hay otros factores a tener en cuenta, como la fuerte apuesta por el flat design en todos sus productos, algo así como “diseño plano” que se pone el minimalismo por montera, desprendiéndose de excesos y texturas que imitan a objetos reales (o dicho de otro modo, al skeumorfismo) para revitalizar los juegos de colores y tipografías. En este sentido, Microsoft ya ha tomado la delantera y durante las próximas actualizaciones está previsto que rivales como Apple reproduzcan este estilo en lanzamientos como el de iOS 7. Asimismo, cabe destacar su interés por construir un smartwatch de creación propia y unas gafas de realidad aumentada, dos de los objetos que más atención están acaparando últimamente, o los pasos adelante más o menos contundentes en materia de seguridad, colaboración open source y conciencia verde. Habrá que ver hacia dónde lleva todo esto a Microsoft pero esta compañía, que parte de una posición privilegiada, parece tener bien aprendida la lección de “renovarse o morir” en la frenética industria tecnológica.
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